La efectividad del software espía conocido como El Guardián, adquirido a China por el Ministerio del Interior, se ve muy limitado ya que no tiene el rendimiento esperado con Whatsapp, la aplicación de celulares que usan los delincuentes, tal como ocurre con el resto de la población.
Según un informe de El Observador, la tecnología puesta en funcionamiento dos años atrás es, en parte, obsoleta, dada la constante aparición de herramientas comunicación.
El Estado uruguayo compró el software a Brasil en 2 millones de dólares y generó controversia en el sistema judicial.
Permite rastrear al mismo tiempo 800 correos electrónicos y 200 llamadas telefónicos. Se mantiene operativo de una oficina de la calle avenida del Libertador, donde funcionan oficinas de ANEP y Banco de Seguros.
El requisito para poder recurrir al mismo es la orden de un juez.
El Guardián es efectivo en el rastreo de celulares y correos electrónicos, pero cuando fue concebido apps como Whatsapp y Telegram, por poner solo dos ejemplos, estaban recién en sus primeras etapas.
Las conversaciones que los delincuentes tienen por Whatsapp no son rastreables para la Policía, dijo el fiscal Carlos Negro. «Whatsapp ha venido a destruir lo que era un medio de investigación primordial», agregó, aunque dijo que El Guardián sigue vigente en los otros aspectos.
Jueces y fiscales advierten que los delincuentes hace años que van un paso adelante de la policía en esta materia.
«De celular a celular ya no se hablan las cosas importantes», dijo el juez Marcos Seijas, aunque el rastreo sigue siendo útil ya que ver el conjunto de llamadas muchas veces permite establecer inferencias sobre la investigación criminal, la relación entre los implicados, etcétera.
El informe señala que el estado uruguayo deberá ponerse al día cada vez que la tecnología de un salto, pero hay que tener claro que este es un tema que seguirá siendo de la misma forma. Los delincuentes siempre hallarán formas de comunicarse que no puedan ser rastreadas.
Frente a eso, el sistema judicial propone replantearse otras estrategias de la vieja escuela, que nunca han sido aplicadas en Uruguay.
Por ejemplo, privilegiar la infliltración policial a través de agentes encubiertos, algo que casi no se hace en Uruguay.
El fiscal Carlos Negro apoya esto y dce que hay legislación vigente que permite a la Policia utilizar esta figura.
«Lo que resta es entrenar a las personas para este tipo de trabajo», comentó.