4 DE FEBRERO 2016 – DIA MUNDIAL CONTRA EL CANCER
Como en años anteriores, la Comisión Honoraria de Lucha Contra el Cáncer, como miembro de la UICC (Unión Internacional Contra el Cáncer), adhiere a la celebración de este día.
Para 2016 se plantea el lema “NOSOTROS PODEMOS, YO PUEDO”. El mismo refiere a la importancia de trabajar juntos desde la formulación de estrategias y políticas de control del cáncer hasta lo que cada persona, en el marco de su familia y comunidad puede hacer para la prevención y el diagnóstico oportuno y el apoyo a los pacientes con cáncer.
Bajo el lema de “Nosotros podemos” se plantea la importancia de
- Crear entornos saludables
Los centros educativos y de trabajo tienen un papel importante que desempeñar a la hora de prevenir el cáncer. Todos los centros educativos pueden desarrollar una cultura saludable ofreciendo tanto comidas sanas en las meriendas y comedores, como así también en el tiempo libre sumando más propuestas de actividad física y movimiento a los niños y jóvenes.
En los centros de trabajo, no importa sus dimensiones pueden implantar políticas y programas que animen a los empleados a adoptar hábitos más saludables. Medidas como las generadas en nuestro país de entornos 100 % libres de humo dan protección a las personas frente a este grave contaminante ambiental. Además, se puede plantear el proporcionar información y ofrecer acceso a alimentos saludables, promover una forma de transporte para ir y volver del trabajo que implique ejercicio físico, y aumentar el movimiento en el lugar de trabajo con pausas activas y usando las escaleras, por ejemplo, son formas de ayudar a los empleados a ser más saludables. Los programas de bienestar en el lugar de trabajo también pueden promover la detección precoz, promoviendo la realización del carnet de salud e informando sobre la importancia del control médico periódico.
- Prevenir el cáncer
Los cambios en nuestra forma de vida hacen que cada vez más personas de todo el mundo estén expuestas a los factores de riesgo del cáncer, como el tabaco, las dietas poco saludables y el sedentarismo. El primer paso efectivo para la prevención de esta enfermedad es educar e informar a las personas y a las comunidades sobre la relación entre el estilo de vida y el riesgo de cáncer.
Fumar sigue siendo el principal factor de riesgo de cáncer. El consumo de tabaco es responsable de cinco millones de muertes anuales o, por decirlo de otro modo, del 22 % de todas las muertes por cáncer. En Uruguay, el tabaquismo es responsable de 13 muertes cada día.
La reducción de los índices de consumo de tabaco disminuiría significativamente la carga mundial de un gran número de cánceres, entre los que se incluirían el de pulmón, boca, laringe, faringe, esófago,
páncreas, vejiga, riñón, cuello de útero, estómago y la leucemia mieloide aguda. Actualmente en nuestro país tenemos buenas noticias ya que los jóvenes bajó del 30% al 9% de acuerdo a encuestas de la Junta Nacional de Drogas del 2003 y e l 2014 respectivamente.
El consumo de alcohol, otro aspecto a controlar también va ligado al cáncer de boca, faringe, laringe, esófago, colon, hígado y mama.
El aumento de los niveles de obesidad causa preocupación en muchos países de todo el mundo. El sobrepeso y la obesidad también están estrechamente relacionados con el aumento del riesgo de cáncer de colon, mama, útero, ovarios, páncreas, esófago, riñón y vesícula biliar en etapas posteriores de la vida. Aún así, alrededor de un tercio de los cánceres más comunes se pueden prevenir mediante una dieta sana, manteniendo un peso saludable y realizando ejercicio físico.
Informar a las personas y a las comunidades con el conocimiento adecuado sobre la relación entre estilos de vida y el cáncer puede darnos capacidad a todos para realizar elecciones más saludables. Un tercio de los cánceres se pueden prevenir adoptando hábitos saludables.
En concreto, los tipos de cáncer más comunes se los podría evitar: no fumando, llevando una dieta sana, realizando ejercicio físico y manteniendo un peso saludable.
– Desafiar las percepciones
En muchas culturas y sociedades el cáncer sigue siendo un tema tabú, esta percepción ha ido cambiando en nuestro país, pero aún persisten mitos sobre el tema. Si bien las personas que padecen cáncer y su entorno manifiestan cierto temor y desconocimiento ante el primer impacto del diagnóstico de la enfermedad, luego buscan información, atención y apoyo para afrontarla de la mejor manera.
Es necesario realizar un esfuerzo específico para mejorar el conocimiento sobre el cáncer y combatir la desinformación y mitos que aún persisten. Los centros de trabajo, los grupos comunitarios, los profesionales de la salud y los centros educativos pueden emprender acciones para mejorar la información sobre el cáncer, para cambiar las percepciones y reforzar el apoyo a las personas afectadas por esta enfermedad.
Bajo el lema de “Yo puedo” se plantea la importancia de
- Adoptar un estilo de vida saludable
Todos podemos emprender acciones para reducir nuestro riesgo de padecer cáncer eligiendo hábitos saludables como dejar de fumar, realizar actividad física y comer y beber de forma sana.
El consumo de tabaco es la causa principal evitable de cáncer en todo
el mundo. Dejar de fumar tendrá un impacto positivo muy importante en la salud de una persona y en la de su familia y amigos. La buena noticia es que dejar de fumar a cualquier edad es beneficioso porque permite aumentar la esperanza de vida y mejorar la calidad de vida. También es fundamental que los hogares y los autos particulares sean ambientes 100% libres de humo de tabaco.
También podemos reducir el riesgo de muchos tipos de cáncer comunes
manteniendo un peso saludable y realizando ejercicio físico a diario.
El sobrepeso o la obesidad aumentan el riesgo de diez tipos de cáncer: colon, mama, útero, ovario, páncreas, esófago, riñón, hígado, vesícula y cáncer de próstata avanzado. El alcohol también está estrechamente ligado a un aumento del riesgo de varios tipos de cáncer.
Reducir el consumo de alcohol mitiga el riesgo de padecer cáncer de boca,
faringe, laringe, esófago, colon, hígado y mama. En total, más de un tercio de los cánceres más comunes se podría prevenir llevando una dieta saludable, realizando ejercicio físico y manteniendo un peso saludable.
Para reducir el riesgo de muchos tipos de cáncer de piel, también es importante reducir la exposición a la radiación ultravioleta (UV) del sol y de otras fuentes, como las camas solares.
- Entender que la detección precoz salva vidas
El diagnóstico del cáncer no siempre es fácil porque no todos los tipos de cáncer presentan signos y síntomas tempranos y otros signos de advertencia aparecen bastante tarde, cuando ya está en una fase avanzada.
Aún así, para muchos tipos de cáncer, un mayor conocimiento de los signos y síntomas, y de la importancia de un tratamiento a tiempo, ha demostrado mejorar la supervivencia a esta enfermedad. Si el cáncer se encuentra en las primeras fases, siempre es más fácil tratarlo e incluso curarlo.
Por ejemplo, cifras recientes del Reino Unido indican que la supervivencia a ocho tipos de cáncer comunes vejiga, colon, mama, cuello de útero, útero, melanoma maligno, ovarios y testículos es tres veces más alta cuando se diagnostican pronto.
Los profesionales de la salud desempeñan un papel crítico en el diagnóstico precoz. Tener el conocimiento y las aptitudes para reconocer los signos de alerta precoces de algunos tipos de cáncer, saber cuándo es necesario investigar los síntomas y derivar a los pacientes lo antes posible para hacerles pruebas diagnósticas puede contribuir a aumentar el porcentaje de cánceres que se detectan pronto.
Se puede animar a las personas a aprender a conocer sus cuerpos y distinguir entre lo que es normal y lo que pueden ser cambios raros o persistentes. Por ejemplo, una persona puede aprender a reconocer el aspecto normal de su piel para poder ser capaz de detectar cambios que puedan sugerir un cáncer de piel, como darse cuenta de que un lunar crece o cambia de tamaño o de forma.
Para algunos tipos de cáncer, existe una fuerte evidencia clínica que respalda la detección sistemática. Por ejemplo, el reconocimiento
visual para la detección del cáncer de boca es eficaz a la hora de reducir muertes causadas por este tipo de cáncer en personas que consumen
tabaco y/o alcohol..
- Ayudar a los demás
El apoyo de amigos, familiares, encargados o jerarcas de la empresa o institución y compañeros de trabajo puede ayudar a una persona que tiene cáncer a ajustarse mejor a los cambios que conlleva la enfermedad y también a mejorar su calidad de vida.
La familia, especialmente las parejas, pueden ser una fuente de apoyo fundamental para las personas con cáncer. Con frecuencia son los familiares los que se hacen cargo del cuidado del enfermo y a veces ajustarse a este cambio de rol puede tener un efecto negativo en la relación.
Mantener las líneas de comunicación abiertas y hablar de lo que se siente pueden ser dos formas importantes de ayudar a que las parejas puedan sobrellevar el cambio en la relación y otros retos emocionales que conlleva el cáncer.
- Amar y ser amado
El cáncer y su tratamiento pueden hacer que se resientan las relaciones de pareja, ya que la enfermedad presenta retos para la comunicación, la intimidad y el bienestar sexual de la persona enferma y de su
compañero o compañera.
El cáncer afecta a todos los que forman parte de la vida del paciente aunque de diversas formas. La enfermedad puede afectar especialmente a las parejas y hacerles sentir rabia, frustración y ansiedad. También pueden tener que ajustarse a los cambios de papel y responsabilidades como cuidadores principales, y esto puede tener un efecto negativo en la
relación. Aunque no existe una fórmula universal para que el paciente de cáncer y su cuidador puedan sobrellevar la enfermedad, hay cosas
que las parejas pueden hacer para apoyarse mutuamente durante este difícil periodo.
- Ser yo mismo
El cáncer y su tratamiento pueden cambiar la percepción que los pacientes con esta enfermedad tienen de sí mismos y de su aspecto.
Estos sentimientos pueden deberse a los cambios físicos que se producen durante y después del tratamiento. Los cambios pueden ser a corto plazo (como la pérdida del pelo por la quimioterapia) o a largo plazo (como dificultades para hablar o la pérdida de una extremidad por el tratamiento quirúrgico de algunos tipos de cáncer) y todo ello puede reducir la calidad de vida de una persona. (Lucía Vinay)