Una jueza de Los Ángeles había emitido una orden de captura contra Luis Miguel el pasado 17 de abril, tras no comparecer a una audiencia donde se trataría la demanda que le interpuso William Brockhaus, su ex manager, por incumplimiento de contrato. El intérprete se inició en la música en 1982 y en 34 años de carrera artística ha grabado más de 30 discos y vendido millones de copias en México y el mundo.
El cantante mexicano Luis Miguel fue detenido este martes en Los Ángeles en respuesta a una orden de arresto que tenía pendiente por un caso impago de deudas, según confirmó el abogado del artista a Noticias Telemundo.
Una jueza de esa ciudad estadounidense había emitido una orden de captura contra el cantante el pasado 17 de abril tras no comparecer a una audiencia donde se trataría la demanda que contra él interpuso William Brockhaus, su ex manager, por incumplimiento de contrato.
Brockhaus exige el pago de un millón de dólares por deudas y gastos adicionales.
Asimismo, la estrella enfrenta varias demandas más. Entre ellas, una por un préstamo de 3 mil 65 millones de dólares que le proporcionó la firma Warner Music México y que el artista no habría reembolsado.
Además, Luis Miguel está en otra querella presentada por el cantante Alejandro Fernández, quien lo acusa de haberse retirado de una gira que pactaron juntos en 2016.
En los últimos días, el artista de 47 años fue visto en un lujoso restaurante de esa ciudad californiana junto a una bella mujer.
Había mantenido una vida social a los ojos del público en Los Ángeles, donde numerosos seguidores se retrataron con él a en los alrededores del hotel Beverly Wilshire.
En 2015 se presentó en la Ciudad de México, impactando a sus seguidores, no sólo por sus grandes actuaciones, sino también porque lució bastante transformado. Y es que pese a ser uno de los solteros más codiciados, “El Sol” mostró varios kilos de más, provocando que fuera víctima de burlas.
Luego, su carrera fue en declive. El año pasado el cantante mexicano canceló sus conciertos en el Auditorio Nacional de Ciudad de México debido a un tratamiento médico.
El Auditorio había informado que el intérprete se presentaría a finales de marzo de 2016 y principios de abril para reponer los conciertos que suspendió el 2015.
En primera instancia, el cantante se iba a presentar en ese escenario del 18 al 21 de noviembre, pero en la primera de sus cuatro presentaciones abrió el concierto con 45 minutos de retraso y, tras 15 minutos y varias canciones, manifestó problemas para recordar las letras y abandonó el escenario.
Al siguiente día sucedió prácticamente lo mismo y el público lo recriminó igual que en la jornada inicial, y posteriormente, mediante un comunicado, adujo problemas de salud y suspendió las cuatro fechas.
El intérprete se inició en la música en 1982 y en 34 años de carrera artística ha grabado más de 30 discos y vendido millones de copias en México y el mundo.
EL DECLIVE DE UN SOL QUIETO
Solía decir la finada Chavela Vargas (1919-2012) que el problema de Luis Miguel no era el presumible consumo de cocaína, sino el uso excesivo de la droga que parece haber sido su alegría y su martirio en forma simultánea.
“Su problema no es que toma coca, su problema es que se la toma toda”, llegó a decir “la Chamana” en una conferencia de prensa en Buenos Aires, a fines de los ’90. Después de los 40, que cumplió en el 2010, los rumores en torno a un pronunciado alcoholismo también comenzaron a multiplicarse.
Un episodio que tuvo lugar en 2015 en Yucatán, cuando no se presentó a cantar frente a un foro de 7 mil personas, un hecho que el director logístico del recinto, Jorge Rendón Boyance, explicó de la siguiente manera: “simple y sencillamente se metió a su cuarto, pidió botellas de alcohol y se está emborrachando. Está en su habitación metido emborrachándose”, fue el colofón a un declive que se viene anticipando desde hace años como el principio del fin de una carrera sin duda luminosa.
Tras el incidente tres personas fueron detenidas, entre ellas el representante legal del cantante, Oscar Raúl Montes, quien este lunes ya fue liberado.
Su halo de misterio, el destino trágico de una vida atribulada en la que se destaca a menudo la desaparición de su madre y la complicada relación que mantuvo con su progenitor ya no funcionan como claves de atracción, aun cuando es mucha la gente que todavía alaba su presencia en diferentes escenarios de México y el mundo.
Su repertorio, conformado por las canciones de su juventud, los boleros que lo consagraron como una estrella mundial y las canciones clásicas mexicanas que el cantante ejecuta acompañado de mariachi resultan un material de archivo que jamás se renueva.
Es, en ese sentido, un artista que vive de las glorias pasadas, un hombre clavado con uñas y dientes al mito que él mismo ha alimentado escondiéndose en forma contumaz de la prensa.
Temas pop como “La incondicional” y boleros como “No sé tú” y “Tres palabras” son la voz de un cantante transformado por la cosmética, bronceado excesivamente y con apósito capilar, una muestra del obsesivo anclaje en el pasado que parece transitar, alejado ya de sus mejores épocas.
Lo mejor que ha dado a la historia musical latinoamericana fue su disco Romances, producido a principios de los ’90 por Armando Manzanero. En Romances 2 creyó que no le hacía falta productor y se largó solo a hacer un álbum que no tuvo ni cerca el éxito de su antecesor.
Sin embargo, fue el mismísimo Manzanero, originario de Yucatán, el estado donde tuvieron lugar los episodios relatados, quien salió a defender a su discípulo, como lo ha hecho ya en oportunidades anteriores.
“Por algo no acudió al concierto y no es una falta de respeto, es una pena porque mis paisanos no pudieran disfrutar sus canciones. Trabajé una época con él y fue maravilloso. Si Luis Miguel quiere hacer un disco conmigo, claro que aceptaría; sí me atrevería a trabajar con él”, dijo el rey del bolero mexicano ante una consulta de la agencia Notimex.