LA ÚLTIMA ESCAPADA

Imagen ilustrativa

Hernán escapó. Ya no podrán hacer fila para violarlo diariamente en algún oscuro rincón de los infiernos carcelarios de Montevideo. Yo no será burlado, humillado, insultado, golpeado ni estafado por compañeros de celda ni por guardias contagiados de la crueldad  imperante en los depósitos capitalinos de menores infractores. Se liberó de la peor forma, que era la única a su alcance.

Mientras ayer en la ADM Astori de jactaba del prestigio de Uruguay en el mundo financiero, de lo bien conceptuados que estamos en organismos como la OCDE y la OMC  por ser buenos tomadores y pagadores de préstamos usureros de la banca internacional que nos hacen cada  vez más dependientes y menos soberanos, Hernán se sumaba a la larga lista de uruguayos que no ven otra salida que el suicidio.

Las cifras del ministro de economía, contento por la bancarización acelerada de los negocios en Uruguay, por el crecimiento de las  ventas con tarjeta  y el creciente lucro de las financieras intermediarias, contrastan duramente con la realidad social de casi dos uruguayos suicidados por día, registro que nos pone a la cabeza de toda América del Sur  y entre los primeros lugares de la estadística  mundial.

Mientras el cuerpo de un chiquilín de 16 años colgaba de una soga en un hogar del INAU en Treinta y Tres, sonaban los aplausos de los empresarios satisfechos con los anuncios de Astori en el coqueto salón de la ADM. Son esas las dos caras de la misma moneda llamaba Uruguay. Por un lado un país de vanguardia en el mundo financiero, por el otro un país de retaguardia  en derechos humanos.

Como promedio más de 50 uruguayos se suicidan por mes. La falta de expectativas se refleja también en la cifra de más de 11 mil presos (el promedio más alto de la región) que albergan nuestras cárceles, la mayoría de ellos sin siquiera haber completado el proceso judicial y por tanto sin saber cuál será su condena. Pero eso no le importa a la OCDE ni a la OMC, ni al FMI, el BM ni a todas las demás entidades financieras internacionales que solo miran como marcha el negocio de los banqueros que se adueñan de nuestra  riqueza.

La muerte de Hernán duele y es otra alarma que suena para que el pueblo uruguayo reaccione.

 

Aníbal Terán Castromán