LA HIPOCRESÍA DE UN AUTOPROCLAMADO DEFENSOR DE LOS DD.HH.

Albert Woodfox fue liberado el pasado sábado de la cárcel de Luisiana donde pasó los últimos 43 años de su vida en régimen de aislamiento. Woodfox ingresó en 1972 por un delito de robo a mano armada, y ese mismo año en la prisión se le acusó de haber matado a un guardia en un confuso episodio nunca aclarado. El acusado alega que la acusación es falsa y con ella en realidad lo que se pretende es castigarlo por su activismo en pro de los derechos humanos en un estado especialmente afectado por el racismo. hipocresia

El caso de este hombre n
egro, despertó gran polémica y varios jueces estatales y federales desecharon los cargos de asesinato por entender que hubo prejuicios raciales durante el proceso. Woodfox logró la revisión de su caso dos veces, pero la Fiscalía de Luisiana insistió en condenarlo de nuevo y el director de la prisión, Burl Cain, argumentó que el reo era demasiado peligroso y debía permanecer aislado en una celda de cinco metros cuadrados sin ventanas. Finalmente fue liberado el día que cumplió 69 años por “su estado de salud y la falta de garantías para un juicio justo», según asentó en su expediente el Juez actuante.

Durante 43 años, Woodfox pasó 23 horas al día solo,  con régimen limitado de visitas y sin ningún acceso a las actividades educativas y religiosas de la prisión. «Tengo miedo de empezar a gritar y a no ser capaz de parar. Tengo miedo a convertirme en un bebé y acurrucarme en posición fetal y quedarme así para el resto de mi vida, tengo miedo de atacar mi cuerpo, quizás cortar mis testículos y lanzarlos a través de los barrotes. He visto a otros hacerlo cuando no podían más»,  afirmó Woodfox en junio de 2015 a una socióloga que lo entrevistó y publicó luego sus dichos en su blog personal.

En 2006, en un informe, la magistrada Docia Dalby describió las cuatro décadas en régimen de aislamiento como una «duración más allá de los límites» de la jurisprudencia estadounidense. El relator de la ONU sobre la tortura y otros tratos degradantes, Juan Méndez, ha pedido la prohibición del encarcelamiento en régimen de aislamiento durante más de 15 días, debido a los graves daños mentales que puede sufrir el preso al prohibírsele el necesario contacto social.

El caso de Albert Woodfox es una prueba más de las flagrantes violaciones a los DD.HH en EE.UU. Ese país no solo invade territorios, saquea, tortura y mata ciudadanos de otros países, sino que a los ciudadanos estadounidenses tampoco les ofrece garantías de justicia, siendo frecuentes las denuncias de privaciones ilícitas de libertad, juicios fraudulentos y torturas en las cárceles dentro y fuera de sus fronteras nacionales.

Cuando EE.UU emite juicios sobre presuntas violaciones a los DD.HH en países a los que condena e intima como si tuviera autoridad para hacerlo, casos como éste ponen en evidencia la hipocresía de su discurso.

Aníbal Terán Castromán

 

(Fuente y fotografía de la agencia EFE)