Sensación controlada

“La epidemia de delincuencia está controlada en Uruguay”, según Bonomi

El ministro del Interior, Eduardo Bonomi, aseguró que la “epidemia de delincuencia está controlada en Uruguay”, aunque “quedan estallidos en algunas zonas”, acotó.

En la nota con el semanario Búsqueda, Bonomi afirma que los problemas de seguridad se han trasladado (desde que asumió en 2010) de barrios de la costa de Montevideo hacia otros de la periferia de la ciudad.

La policía entiende que existe una especie de “feudalización” en algunas zonas por parte de los delincuentes.

El jerarca descarta la hipótesis de que grandes narcotraficantes de países como Argentina o Colombia, se hayan desplazado a Uruguay y afirma que el problema se relaciona con el microtráfico y el narcomenudeo, que a su vez, tienen delitos conexos como la rapiña y el homicidio.

Esto también conlleva, según Bonomi, a disputas territoriales entre los delincuentes. “Quedó superado el mero ajuste de cuentas, ahora es otra cosa, ahora es una guerra, ese es el problema”, afirmó.

En la nota con Búsqueda, Bonomi también asegura que en la oposición se tomaron para la risa los datos que presentó sobre la evolución de los delitos.

Insistió en que entre 1994 y 2004, los delitos contra la propiedad aumentaron un 113 %, acota que en el Frente Amplio el aumento fue del 14 %. Señaló que en los barrios donde han subido las rapiñas, son el Cerro, La Teja y Paso de la Arena.

Bonomi dijo que en base a esa información, se reforzará el presupuesto para esas zonas, apuntando a policias con alta dedicación, más tecnología y más blindados.

El ministro concluyó diciendo que “en la izquierda hay ingenuos que creen que los problemas de seguridad se resuelven sólo con políticas sociales, mientras que a la oposición no se le cae una idea”.

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Parte de la entrevista de Búsqueda al Ministro

—Durante su comparecencia en el Parlamento usted presentó un análisis sobre la delincuencia.

—Que en la oposición se tomaron para la risa. Hicimos una larga cadena de la evolución de los delitos para no tomar la foto final. Llegamos a la conclusión de que el mayor aumento se dio entre 1994 y 2004, cuando aumentó 113% los delitos contra la propiedad. En el período de gobierno del Frente Amplio aumentó 14%. En 2015 las rapiñas subieron 4,5%, lo que implica que estamos en una meseta. Ahora en enero bajó la rapiña. Se lo tomaron para la risa.

—Dos semanas atrás, el jefe de Policía de Montevideo dijo que van a aumentar la presencia en los barrios complicados y que esperan que el enfrentamiento con los delincuentes sea “inminente”. ¿Qué opina al respecto?

—Eso es hacia delante, yo lo que estoy hablando es hacia atrás. El incremento de la violencia se debe al enfrentamiento entre delincuentes, que tiene consecuencias lamentables. El episodio de la adolescente que murió atropellada es el último. Los otros han sido más cercanos. Cuando uno dice que se trata de integrar socialmente, mi interpretación es que hay que integrar gente para que no inicie una carrera delictiva. Es muy difícil integrar a aquel que tiene enfrente una persona mayor con un niño en brazos, le tira y mata al niño.

—¿Cómo se hace en ese caso?

—Ahí tiene que haber intervención policial.

—¿Hay que llevarlo preso por muchos años?

—¿Pero alguien cree que va a integrar con políticas sociales al que dispara ante una familia en la que hay cuatro y solo uno es al que están buscando? ¿Al que tira igual y no tiene problema? No lo va a integrar. Eso es una ingenuidad terrible. No es izquierda pensar así. Muchas veces la derecha opina que la izquierda tiene una mirada ingenua de la sociedad y la izquierda no tiene una visión ingenua. Sí hay ingenuos en la izquierda que resuelven mal lo de la seguridad. Hay ingenuos como los hay en la derecha.

—Usted dice que la integración es para que la gente no entre en la carrera delictiva. ¿Qué pasa con los que ya son delincuentes?

—Cuando estaba en el Ministerio de Trabajo, cuando teníamos el problema de desempleo hace cerca de 11 años, hablaba con gente de Tacurú que estaba tratando de buscar soluciones laborales en barrios complicados. El cura que estaba al frente de eso me decía que cuando les ofrecían trabajo a menores, les respondían que ya tenían trabajo, que con un chumbo en la cintura y dos o tres arrebatos por día hacían 200 pesos. Los escolares le decían que tenían trabajo, que hacían cuerdas, es decir que robaban la ropa de las cuerdas. Eso en 2004, 2005. Bueno, agarrándolos en ese nivel las políticas de integración pueden corregir la situación. Muchos de los que hacían cuerdas en 2003 o 2004, ahora están en cosas pesadísimas. Hay procesos y según cómo evolucione la persona en el proceso, las políticas sociales lo alcanzan o no. Las políticas sociales se necesitan, no lo discuto para nada, pero hay gente que necesita que la policía la detenga y la ponga en un instituto de rehabilitación. Pero además, decir que hay que hacer políticas sociales es facilísimo. Por lo general los que plantean que hay que hacerlas, no las hacen y no intercambian con quien tiene el problema entre manos ni con quien es víctima del delito. La enunciación es facilísima.

—¿Quiénes dicen pero no actúan?

—Gente de la izquierda; que no son mayoría. El problema de la seguridad hay que encararlo globalmente. El dibujo que se hizo en algún momento es que la seguridad es un problema de Carrasco, Punta Gorda, Malvín, Pocitos, Punta Carretas, Prado, y no de los trabajadores. Antes recibía planteos de esos barrios, ahora no tanto. Sí recibo de los barrios que están ahí, entre Avenida Italia y dos cuadras para el norte, pero mucho menos desde el sur de Avenida Italia. Sí recibo gente de Casabó, de Cerro Norte, del Cerro, de Pajas Blancas, del Borro, Casavalle, Piedras Blancas, Punta de Rieles. La gente viene a encontrar soluciones, pide que haya más policías, si se puede de la Guardia Republicana. ¿Por qué lo piden? Lo piden porque saben que el problema no es solo de políticas sociales, porque cuando va a comprar al almacén le roban la bolsa. Las políticas sociales tendrán efecto dentro de unos años pero todos los días tiene ese problema.

—¿Cuál es el riesgo de incremento de la violencia una vez que la Policía tenga más presencia en los barrios complicados?

—Lo que dice Layera es una cosa que se puede dar, veremos. Si el enfrentamiento es desigual, quizás no se dé. Nosotros ya varias veces planteamos que podría haber aumento de los enfrentamientos, y lo hubo en la medida en que la respuesta policial ante un delito en proceso es más rápida. Se llega cuando se está cometiendo un delito. Ahora, lo otro lo veremos.

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