Algo que distingue a una época, a una tradición, son las altas y variadas plataformas, los tacos, los tacones y “ainda máis” los cuáles no solo estilizan la figura sino que aportan elegancia al caminar y bailar.
Las damas que no acostumbramos a usar ese ese tipo de calzado nos preguntamos cómo es que las que si los usan lo hacen a la perfección, sin duda que llevan tiempo haciéndolo y tanto es así que en su momento les incomoda el calzado bajo.
Existen muchos mitos y verdades, ventajas y desventajas sobre el calzado alto, pero lo que sí es seguro, que no pasan de moda desde su creación allá por el año 1660.
De colores, fantasías, sonrisas y un sinfín de tacones que iban y venían se vistió el Carnaval en nuestra ciudad, danzando vivamente al compás del tamboril.
Depende de la cultura de cada pueblo los instrumentos que utilicen, en su mayoría son de percusión aunque lo que realmente importa es hacer “ruido”, la música es variada en cada oportunidad y el barullo se entremezcla con el uso de chifles, matracas y otros sonidos usados para celebrar a como dé lugar ya que de eso se trata la festividad.
En los últimos tiempos los pomos con agua se cambiaron por frascos de espuma y las alegres serpentinas se quedaron en el tiempo, quizás para aparecer cuándo alguien quedado a la retaguardia se encuentre algunas llorando en algún rincón y las saque a relucir nuevamente.