La prensa uruguaya acaba de publicar los resultados más recientes de “El Ranking de Confianza en Instituciones” que realiza una vez al año la empresa FACTUM. Casi todos los títulos apuntan a la baja confianza de los uruguayos en los Partidos Políticos, la Justicia y el Parlamento, en contraste con la mayor confiabilidad de los Bancos, las Fuerzas Armadas, la Policía y la Iglesia Católica. Sin embargo una lectura atenta a los números de FACTUM permitiría titular de otra manera.
Si se observa las gráficas, podrá apreciarse que cae la confianza de la gente en los Bancos, las Fuerzas Armadas, la Policía, la Iglesia y los Empresarios, mientras sube la confianza en el Parlamento, la Justicia y los Sindicatos. Bien pudo haberse titulado: “PARLAMENTO URUGUAYO MEJORA SU IMAGEN”, “LA JUSTICIA RECUPERA CONFIANZA DE LA POBLACIÓN”, “LEVE REPUNTE DE LOS SINDICATOS EN INDICADOR DE CONFIANZA CIUDADANA”, “LLAMATIVA PÉRDIDA DE CONFIANZA EN LOS BANCOS”, acompañando esos títulos con los datos de FACTUM que así lo muestran.
La comparación de los resultados 2016-2017 indica lo siguiente: los Bancos pierden 7 puntos, las Fuerzas Armadas 4 puntos, la Policía 4 puntos, la Iglesia católica 4 puntos, los Empresarios 1 punto, mientras el Parlamento recupera 6 puntos, la Justicia 6 puntos y los Sindicatos 1 punto. ¿Por qué no se destacó esto en los títulos de prensa? ¿Qué interés hay en formar opinión respaldando a los Bancos, las Fuerzas Armadas, la Policía y la Iglesia Católica? Creo que cada quien puede sacar sus propias conclusiones.
Si observamos la comparación entre resultados de 2016 y 2017, notamos que mientras los Bancos cayeron 7 puntos, los Partidos Políticos cayeron 1 punto. La tendencia es clara, pierden más confianza los bancos que los Partidos.
Respecto a este asunto de la confiabilidad y la imagen que se construye en la prensa, vale la pena hacerse otras preguntas. ¿Cuánto sabe el ciudadano común sobre la operativa bancaria y el sistema financiero en general? ¿Qué pasaría si la prensa diera a conocer las ganancias que obtiene mediante los intereses usureros que aplica a sus préstamos abusando de la necesidad de cientos de miles de trabajadores que viven “enterrados” en sus tarjetas de crédito? ¿Si nos mostrara la vida de lujos que se dan los banqueros que no producen nada, solo lucran con la intermediación cada vez más ineludible? ¿Si supiera de sus vínculos con altas jerarquías de instituciones públicas? ¿Mantendrían el grado de confiabilidad que hoy ostentan en comparación con instituciones mucho más expuestas a la investigación periodística? Y lo mismo podríamos preguntarnos de las otras instituciones que encabezan el ranking de FACTUM.
No estoy defendiendo la pésima actuación de los líderes políticos que justifica la pérdida de confianza en los partidos que refleja la encuesta. Solo estoy haciendo notar el recorte de la información sospechosamente favorable a posiciones conservadoras. Es verdad que los partidos políticos son menos confiables para la gente que los bancos, pero no es menos cierto que esa confianza en los Bancos está erosionada, tal como está debilitada la imagen de las Fuerzas Armadas y del poder eclesiástico. Y no es menos cierto que el Parlamento, el Poder Judicial y los Sindicatos, en 2017 ganaron confianza en la ciudadanía. La pareja de opuestos empresarios/trabajadores no muestra variaciones significativas, apenas una leve caída de los patrones y un repunte de los empleados.
El objetivo de esta nota es simple: si queremos estar bien informados, no alcanza leer solo los titulares.