A pesar de que durante cientos de años la humanidad ha recopilado miles de estudios y evidencias científicas de que la Tierra es una espera semi ovalada, y de que no es un plato sostenido por dos elefantes, como se creyó en algún momento de la historia.
Aquellos que apoyan la “teoría de la Tierra Plana” están convencidos de que no es posible llegar al “borde” del mundo porque el “fin de la Tierra” está bloqueado por una enorme pared compuesta de hielo, que a su vez está “resguardada” por los militares de varios países.
Otros usuarios en las redes sociales sugieren que deberíamos llevar un grupo de terraplanistas al espacio, para que puedan ver por sí mismos que la Tierra es realmente redonda. Pero esa es una solución mucho más cara y depende de que alguna empresa privada o estatal se apunte a la iniciativa.
La creencia de que la Tierra es plana existió por muchos siglos, hasta que científicos como Galileo Galilei, o exploradores como Fernando de Magallanes o Cristobal Colón lograron navegar en un planeta que, en efecto, era redondo.
Las ideas más disparatadas giran en torno a esta teoría conspiranoide: por ejemplo, se dice que se trata de una mentira que un sombrío “gobierno mundial” urde para engañar al público para que crea en un planeta con forma de globo. Cualquiera diría que hay suficiente evidencia de que la Tierra es esférica pero, contra toda lógica, hay un número creciente de personas que afirman que nuestro planeta es plano.
Christine Garwood, autora de “Tierra plana: la historia de una idea infame”, afirma que es “una falacia histórica”, que se ha creído desde la antigüedad hasta el oscurantismo, y que hubo una especie de desilusión combinada con negación cuando Colón llegó a América “sin caer en el borde del mundo”.