Un juicio en Bend, una pequeña ciudad del condado de Deschutes, ha puesto al descubierto los maltratos a sus pequeños de January Netherlin, que dormía a los niños con melatonina para dejarlos solo sin supervisión de ningún adulto.
Todo comenzó en marzo del año pasado cuando un amigo y exnovio de January Netherlin pudo ver cómo en dos ocasiones llevó primero a sus hijos a la escuela y regresó a recibir a los siete niños que tenía bajo su cuidado en la pequeña guardería ‘Little Giggle’, ubicada en la parte de afuera de su casa. Cuando ya no quedaba ningún padre cerca, salía por espacio de tres horas y los dejaba solos.
Fue por esto que avisó a la policía. Comenzaron a vigilarla y a seguirla. La primera vez la vieron ingresar a un conocido centro de bronceado de la localidad y la segunda, a un popular gimnasio de crossfit. Los registros de ambos locales confirmaron todas sus entradas y salidas, según reseñas de The Oregonian y The Bulletin.
Seguro de que estaría fuera de casa, el oficial de policía Devin Lewis entró a la guardería y allí vio a los siete niños sin el cuidado de ningún adulto. Para no sobresaltarlos, actuó como si fuera un padre, cambió un par de pañales y atendió a un bebé enfermo que, de haber estado solo, hubiera podido ahogarse con su propio vómito. Eso bastó para su detención en marzo de 2017.
Al parecer January Neatherlin les pedía a los padres que no recogieran a sus hijos entre las 11:00 am y las 2:00 pm, porque ese era el periodo de siesta de ellos. Para cumplir con esta norma, que le permitía ir y regresar a su antojo, los dormía usando melatonina.
Una vez arrestada, se pudo conocer que la guardería era ilegal pues su licencia había vencido en 2012. También salió a la luz un historial delictivo previo –de 2007– que incluye cinco cargos por fraude, hurto a sus compañeros de trabajo en St. Charels Bend y robo de identidad.
Drogar y dejar a los niños solos para ir al gimnasio y a broncearse es el delito por el que deberá pagar caro. Aunque la fiscalía y los padres de los niños afectados solicitaron al juez de Wells Ashby del condado de Deschutes una pena de 35 años, la sentencia impuesta fue de 21 años y cuatro meses.
Tres años atrás, una antigua amiga de ella trató de cerrar su negocio cuando descubrió que maltrataba a su hijo, pero sus denuncias no fueron escuchadas. “Ella es un peligro para la sociedad y para todos nuestros hijos”, dijo en aquel momento.
En su declaración en el juicio oral, la acusa dijo entre lágrimas que le había fallado a todos. Se reconoció culpable y pidió que la perdonaran. Aseguró que, a pesar de lo que había hecho, quería a los niños como si fueran suyos y que nunca tuvo intención de ponerlos en riesgo. Estas declaraciones seguramente influyeron en la decisión final que la sentenció a menos años en prisión por solo 11 de los 122 cargos por maltrato en primer grado presentados por los padres de los niños más afectados.
Moretones y quemaduras, son las lesiones menos graves que presentaron algunos niños a lo largo de los años en que funcionó la guardería. Hay evidencias de casos con consecuencias mucho más graves. Es el caso de un niño con el llamado síndrome del bebé sacudido, lesión cerebral severa provocada por mecer intensamente a una bebé.
El daño se supo en 2014. La bebé estuvo bajo el cuidado de January Netherlin cuando tenía 11 meses. Los investigadores de bienestar infantil se llevaron a la pequeña a un hogar de custodia porque pensaban que el maltrato detectado era culpa de los padres. Durante el juicio hablaron ellos y los abuelos sobre la gravedad de las lesiones de esta niña que comenzaron con hemorragias e hinchazón de la cabeza que concluyeron con el terrible diagnóstico final.
Otra madre declaró que había conocido a la acusada cuando su hija tenía 9 meses. La investigó con un nombre diferente. Un año después supo que le había dado leche muy caliente a su hija quemándole la boca y uno de sus hombros.
Hubo un caso de un bebé que contrajo neumonía severa. Una niña llegó a casa con vasos sanguíneos rotos en la cara y el cuello. En su momento, January Neatherlin dijo que fue por los gritos. El consumo de melatonina hizo estragos en muchos niños que lucían cansados y , aun así, no podían dormir en las noches.
Por más historias como esta fue que pidieron 35 años de prisión para ella. Todos los padres coincidieron en solicitar la condena mayor para los 122 cargos porque la comunidad estaría más segura sin ella. En opinión de uno de los padres ni 100 años serían suficientes.
A pesar de esto, señaló The Washington Post que el juez Wells Ashby le dio a January Neatherlin 21 años y cuatro meses de pena, además de unas palabras muy severas enfatizando que había algo roto en ella y que solo una afortunada casualidad hizo posible que esos niños no hubieran sido asesinados.