Los peligros del matrimonio, encuentran capo mafioso después de una pelea con su esposa

Desde hacía casi 20 años era Francisco Capeletto, un brasileño de 49 años radicado en Uruguay en 2002 y que se dedicaba a negocios de compra y venta, y al rubro de la soja. Por eso se sorprendió cuando este domingo la Policía lo llamó por su verdadero nombre, Rocco Morabito.

Luego de meses de investigación, el pasado de Morabito se volvió presente en un instante cuando la Policía uruguaya lo detuvo en un hotel del Centro de Montevideo en el que se había alojado luego de una discusión con su mujer.

El 4 de julio llegó una requisitoria desde Italia para que se lo detuviera, al ser uno de los cinco hombres más buscados por la Policía de ese país. Morabito era conocido en Italia como «el rey de la cocaína en Milán» y fue líder del Cartel Ndrangheta de la mafia calabresa dedicado al tráfico internacional de drogas. Integró esa organización desde 1988 hasta 1994. Al poco tiempo se radicó con su familia en Brasil, donde obtuvo la documentación falsa con la que empezó su nueva vida, primero en Pocitos y luego en Punta del Este.

Con el apellido Capeletto, el italiano no había cometido ningún delito. Su prontuario estaba limpio excepto por las razones por las que la jueza especializada en Crimen Organizado María Helena Mainard lo procesó este domingo a pedido del fiscal Luis Pacheco. La Justicia le imputó «tres delitos de falsificación de cédula de identidad y de pasaportes en reiteración real en calidad de coautor y un delito falsificación ideológica por un particular en calidad de autor» luego de confirmar que su identidad –por la que tiene cédula uruguaya- era falsa.

 

Morabito era hijo del también llamado Rocco Morabito, un histórico jefe mafioso, y de Carmela Modaffari. A pesar de querer enterrar su pasado, su apellido le pesaba. Y prueba de ello era que su hija lo llevaba.
El director de Interpol, José Sena, explicó en un video difundido por la Unidad de Comunicación del Ministerio del Interior que la Policía intentó pedir datos al Consejo Directivo Central (Codicen) sobre la inscripción de su hija en el colegio al que iba, pero no tuvo acceso.

Según supo El Observador, su esposa, una mujer oriunda de Angola que también tenía documentación uruguaya, declaró que su esposo estaba vinculado a tareas de campo y que sabía que tenía «problemas con la Justicia» pero que nunca le contó la historia completa.

 

El abogado de Morabito, Alejandro Balbi, explicó a El Observador que la situación judicial de su defendido debe dividirse en dos.

Por un lado, la faceta local «que es que fue procesado por delitos por falsificación documentaria». Por el otro, la faceta internacional, por delitos por los que deberá ser investigado en Italia. Ahora la Justicia italiana tiene 90 días para pedir su extradición.

Mientras tanto, Morabito aguarda en Cárcel Central, donde esperan todos los imputados por pedidos de extradición de otros países. El plazo está dispuesto en un tratado que Uruguay tiene con Italia desde hace más de un siglo y que se estrenará con este caso. En ese país es buscado desde hace 21 años y está acusado de haber organizado el transporte a Italia de 32 kilogramos de cocaína. Por ese hecho, el hombre que se hizo cargo del traslado de la droga fue detenido en Francia el 21 de enero de 1993.

Antes, Morabito intentó transportar 592 kilogramos de cocaína de Brasil a Italia, pero la droga fue incautada. El 21 de abril de 1993 organizó otro transporte de 630 kilogramos de cocaína. Si se concreta la extradición, Morabito puede afrontar cargos en Italia de 30 años de prisión por asociación mafiosa y tráfico de drogas.

 

A fines de julio del año pasado, la Policía llevó adelante el operativo Gavilán, por el cual fueron revisados 23 autos al azar en la ruta 12 a la altura de Pueblo Edén. En uno se esos autos viajaba Morabito, quien presentó su cédula de identidad uruguaya y la documentación del auto y siguió su ruta.

Sus datos quedaron ingresados en el Sistema de Gestión de Seguridad Pública y fueron los que permitieron cruzar información cuando las pistas sobre su verdadera identidad estaban cada vez más firmes. En abril de este año, los investigadores solicitaron a Italia las huellas dactilares del buscado Morabito y las compararon con la información del Sistema de Seguridad Pública uruguayo.

 

El cruce de datos concluyó que una persona radicada en Uruguay con cédula brasileña tenía esas mismas huellas.

Cuando la Policía lo detuvo el domingo en un hotel montevideano estaba solo y se le incautó un arma, tarjetas de crédito y varios miles de dólares. Lograron dar con él porque los sistemas de los hoteles están conectados a los del Ministerio del Interior. En la información de la Policía figuraba que Morabito estaba en el país desde hacía 15 años, que renovó la cédula de identidad dos veces y salió del país varias veces a Buenos Aires (Argentina) y algunas a San Pablo (Brasil). Pero nunca volvió a su Italia natal, de la que quiso desprenderse pero de la que heredó el apellido. De todos modos, fue una discusión de pareja la que le costó caro.

 

Entre 1988 y 1994 es el período en el que se lo acusa a Morabito de liderar el Cartel Ndrangheta de la mafia calabresa, que se dedicaba a traficar droga. En 2002 es el año en que se radica en Uruguay con documentación falsa que obtuvo en Brasil. En el país figuraba como Francisco Capeletto, brasileño nacido en octubre de 1967. En abril de 2017, los investigadores solicitan huellas de Morabito a Italia porque tienen la sospecha de que está en Uruguay. En julio llega la requisitoria desde ese país.

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