La Policía de Filipinas ha matado al menos a 80 personas en el marco de una serie de operaciones llevadas a cabo durante los últimos tres días como parte de la guerra contra las drogas puesta en marcha el año pasado por el presidente del país, Rodrigo Duterte, y que se ha cobrado varios miles de muertos desde entonces.
A principios de esta semana, 67 personas murieron y más de 200 fueron detenidas en Manila, la capital de Filipinas, así como varias provincias adyacentes, en lo que los agentes han denominado un «gran momento» para acabar con los delitos relacionados con el consumo de estupefacientes en el país.
El término ha sido utilizado por las fuerzas de seguridad para describir las operaciones llevadas a cabo en diferentes distritos con una alta tasa de criminalidad, principalmente en barrios marginales. La vicepresidenta del país, Leni Robredo, que forma parte de la oposición, ha condenado el aumento de las muertes.
Robredo, que se ha mostrado contraria a la guerra contra las drogas de Duterte, ha hecho referencia a la situación como «algo por lo que estar indignado». Las operaciones policiales contra las drogas han dejado miles de muertos desde que Duterte ganó las elecciones en 2016.
Protestas
«El aumento de las muertes debe parar al igual que pedimos que acaben con la proliferación del uso de drogas ilegales», ha señalado el secretario del grupo de activistas de izquierda Bayan (Nación), Renato Reyes.
«Es necesaria una solución a largo plazo. Una respuesta fascista a este problema está condenada al fracaso», ha añadido.
Reyes ha instado a la población filipina a unirse a un grupo de protesta de artistas de la ciudad de Quezon. Las fuerzas des seguridad han asegurado que tan sólo están realizando su trabajo. «El presidente no nos ha dado instrucciones para matar y matar», ha indicado el jefe de la Policía Nacional, Ronald de la Rosa.
«Las instrucciones del presidente son muy claras: la guerra contra las drogas debe ser implacable», ha subrayado. De la Rosa ha aclarado que todos los fallecidos opusieron resistencia.
El presidente filipino ya alabó el martes la eficacia de la Policía. «Hoy, 32 (narcotraficantes) han muerto en una redada masiva en Bulacán, eso es bueno. Habría que matar a otros 32 cada día, quizá así podríamos reducir el lastre de este país», sentenció.