No debería sorprendernos que en Treinta y Tres haya aumentado notablemente la cantidad de productores rurales que han solicitado ayuda a la Intendencia para recibir agua potable en los últimos meses. Especialmente considerando el avance de la plantación súper intensiva de árboles para abastecer la industria que impulsan las multinacionales UPM y Montes del Plata.
Al respecto es interesante lo que dicen expertos de la Facultad de Ciencias de UDELAR: “el avance de la forestación se realiza en las zonas altas o cabeceras de cuenca, comprometiendo en el corto plazo la producción hídrica de la cuenca en general. Uno de los grandes desafíos es que en esta región se proyecta ampliar la superficie forestal. Parte de las sierras están siendo forestadas lo que incide en el funcionamiento hidrológico de la cuenca”. (Cuenca de la Laguna Merín – Uruguay / Aportes para la discusión ciudadana, Marcel Achkar, Ana Domínguez, Fernando Pesce)
Lamentablemente, según el citado informe, Treinta y Tres tiene la mayor superficie de prioridad forestal de la cuenca de la laguna Merín (433.341 has), con el agravante de que se está forestando con este modelo de monocultivo, también suelos aptos para producir alimentos. Asimismo tenemos después de Lavalleja, la segunda mayor superficie minera de la cuenca (316.359 has), con el mismo agravante ya que se pretende hacer minería en campos aptos para agricultura y ganadería. Por lejos somos el de mayor superficie arrocera de la cuenca (61.962 has), cultivo de indudable impacto ambiental. Estamos complicados.
El problema no es solo nuestro. Con el dramático título de “La cuenca del plata se seca”, la publicación argentina “Agrositio” acaba de difundir un informe sobre la gravedad del déficit hídrico en nuestra región. Afirma que “la falta de precipitaciones fue común a vastos sectores que se proyectan desde el este boliviano hasta el sur de Brasil, incluyendo zonas productivas importantes de Brasil y Paraguay, afectando en forma contundente la fuente donde nacen los ríos del Plata.” Estima que “posiblemente un mal funcionamiento de los flujos de humedad amazónica, impactó sobre la disponibilidad de vapor de agua en las capas bajas y medias de la atmósfera.” Concluye que “el difícil escenario que se ha consolidado en la zona fuente de los ríos del Plata, tiene altas chances de persistir los próximos meses.”
Recordemos que el río Uruguay nace en la Sierra Geral en el sudeste de Brasil en la confluencia de los ríos Canoas y Pelotas, en el límite entre los estados de Río Grande del Sur y Santa Catarina. El río que da nombre a nuestro país sufre un momento crítico, como lo muestran algunos reportes de prensa recientes:
“La falta de lluvias en la región, la retención que realizan las decenas de represas brasileñas en los afluentes y en el mismo río Uruguay, están dejando a éste como un hilo de agua, lo que se cree repercutirá en los puertos argentinos aguas abajo y podría dejar al «río de los Pájaros» en grave situación para la navegación desde el Río de la Plata hasta Concordia.” (Norte de Corrientes, Argentina, 20 de mayo de 2020)
“El ingeniero Eduardo Zamanillo contó que la bajante configura “un récord histórico absoluto, dado que el río Uruguay – puntualmente en Concordia – el mínimo fue en 1898; o sea que hay 122 años de datos”. Zamanillo contó que actualmente se está trabajando con “dos turbinas” de las 12 que tiene el complejo hidroeléctrico Salto Grande.” (Diario Río Uruguay, Salto, 29 de Abril de 2020)
“La bajante histórica que registra el río Uruguay en el presente mes de abril hizo que ya no se pueda medir la altura del río por Prefectura de Puerto de Paysandú porque no hay escala, es decir el nivel está por debajo del cero.” (El Telégrafo, Paysandú, 21 de abril 2020)
El agua es un insumo clave cuya disponibilidad disminuye rápidamente. Hay por tanto una pregunta pertinente que deberíamos responder: ¿Qué estamos haciendo al respecto?
Aníbal Terán Castromán