Competencia casi «suicida»

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El próximo 2 de diciembre, 80 personas están invitadas a sentarse alrededor de las mesas del bar Garito, en Rivera y Luis Alberto de Herrera, pero solo cuatro de ellas, si es que no caen antes presas de un coma alcohólico, terminarán la noche como los reyes de la bebida. Para lograrlo, deberán tomar, entre los cuatro y de forma equitativa, 24 litros de cerveza, 4 litros de caipiriña, 2 litros de whisky, 2 litros de grapa y un litro de tequila, todo eso sin vomitar ni pasar más de cinco minutos en el baño.
El «Primer Torneo Nacional de Bebida», que se publicita a través de Facebook bajo la consigna «demostrá tu resistencia, fortaleza y tu cultura alcohólica», convocará a veinte equipos de cuatro integrantes cada uno, que competirán por ver quién resiste la mayor ingesta de bebidas espirituosas. Si ninguno llega a vaciar los 33 litros, ganará el que haya llegado más lejos. «Es un torneo de resistencia para jugar entre amigos», explicó a El Observador Denis Esquivel, socio de El Botón Rojo, empresa que organiza el evento y que encontró en Garito el mejor lugar para la competencia. «A este país le falta algo divertido, menos Tinelli y más diversión. Por eso pensamos hacer algo diferente», señaló sin reparar en las consecuencias que, según los medicos, pueden ser nefastas y nada propicias para el festejo.

Reglas y previsiones

Para participar del evento, cada jugador debe pagar $ 3.000 y aportar su número de cédula y emergencia médica. Según contó Esquivel, desde la organización ya están «tomando todas las medidas de seguridad» porque, intentó filosofar, «con el tema del alcohol las personas pueden demostrar quienes nunca llegaron a ser». El reglamento establece que «cada integrante es responsable por su bienestar» y que para participar hay que «ser mayor de 18 años y no contar con ninguna enfermedad de riesgo». Además, se adelanta que «habrá pruebas aleatorias de coordinación para evitar accidentes y que sea más ameno el transcurso del torneo».
«Está todo cubierto. Desde la asistencia médica, hasta la limpieza, por si alguno vomita», agregó el organizador. Una de las reglas establece que «cada mesa contará con 2 recipientes en caso de que algún participante se sienta mal y tenga necesidad de regurgitar». Quienes vomiten quedarán automáticamente descalificados y el resto de los integrantes del equipo tendrán que consumir sus bebidas.

«Quien tome todo eso va a tener severas repercusiones físicas y seguramente termine en un coma alcohólico», dijo la médica general Laura Batalla.

Para ir al baño, los participantes deberán levantar la mano y ser escoltados por un árbitro acompañante, que «no podrá hacer contacto físico» con el jugador y supervisará que no haya «irregularidades». Cada equipo tendrá solo 5 minutos para usar el baño.
En caso de empate «se batirá un integrante de cada equipo elegido por sus compañeros para dicho desempate en un duelo final (el primero en rendirse)». O sea, más bebida para el garguero.
Según explicó Esquivel, este será el primero de otros torneos similares. El equipo ganador se llevará $ 52 mil y obtendrá el pasaje al «Torneo Final», que se jugará entre los ganadores de cada competencia y cuyo vencedor obtendrá un premio de $ 120 mil.

Una «sana competencia»

Aunque los organizadores lo promueven como «un torneo que se basa en la sana competencia», los médicos entienden que «es una irresponsabilidad» que puede tener consecuencias graves. «Quien tome todo eso va a tener severas repercusiones físicas y seguramente termine en un coma alcohólico», dijo a El Observador la médica general Laura Batalla y agregó que «el impacto neuropsíquico» de «ingestas excesivas» puede ser «irreversibles».
Siguiendo la jerga del reglamento, afirmó que el juego «es descalificatorio de la vida» ya que «puede terminar en una muerte» y dijo que no le «entra en la cabeza que dos personas adultas, unos descerebrados, se sienten a planificar un evento de esta naturaleza». Según la doctora, el consumo excesivo incentivado por este torneo entra dentro de lo que los especialistas llaman «equivalente suicida». Ese léxico técnico, explicó, «describe por ejemplo las picadas de autos, en donde quien participa no lo hace para quitarse la vida, aunque esa actividad pueda terminar en la muerte».
El «Torneo Nacional de Bebidas» es, en apariencia, legal bajo la ley actual, pero un proyecto sobre consumo problemático de alcohol, enviado el 4 de setiembre al Parlamento por parte del Poder Ejecutivo, incluye un artículo que elimina este tipo de prácticas. El texto, impulsado por el presidente Tabaré Vázquez y a estudio de la comisión de Salud de la Cámara de Senadores, prohíbe «la realización de concursos, torneos o espectáculos públicos, con o sin fines de lucro, que promuevan la ingesta de bebidas alcohólicas, con la excepción de las modalidades de cata o degustación». Además, la nueva ley crea un registro obligatorio de vendedores de bebidas alcohólicas. De esa forma, solo podrán vender quienes estén expresamente inscriptos para «distribuir, comercializar, vender, ofrecer o suministrar bebidas alcohólicas». El pasado 7 de noviembre, las autoridades del Ministerio de Salud Pública comparecieron ante la comisión del Senado y recibieron algunos comentarios de legisladores oficialistas, que plantearon diferencias con el texto del Poder Ejecutivo.
Uno de ellos fue Daniel Garín, del MPP, para quien «el proyecto puede llegar a ser invasivo para los que no tienen problema» con el alcohol. El senador dijo que «el proyecto de ley focaliza o identifica con el consumo problemático de alcohol a unos 260.000 usuarios» y que esa cantidad «inducirá a crear muchas disposiciones que establezcan obstáculos para acceder al consumo» al resto de los uruguayos. El ministro de Salud, Jorge Basso, defendió el proyecto porque persigue el objetivo de lograr que las futuras generaciones no se sumen al problema del alcoholismo. Mientras tanto, en el Garito se preparan para premiar al mejor de los bebedores.