En dos semanas, el Banco Mundial pasó de calificar al Plan Ceibal como «totalmente ineficaz» a situarlo como «uno de los ejemplos a nivel mundial» para llevar la tecnología a las aulas y los hogares.
En una carta dirigida al presidente del Plan Ceibal, Miguel Brechner, el pasado 3 de octubre, el Banco Mundial reconoce que incurrió en un error en el documento «Informe sobre el desarrollo mundial 2018: Aprender para hacer realidad la promesa de la educación», publicado el pasado 26 de setiembre, según informó el semanario Búsqueda.
El informe hacía referencia a la aplicación del programa Una Computadora por Alumno (One Laptop Per Child) en Uruguay, y lo consideraba «totalmente ineficaz para mejorar los aprendizajes de los niños en las áreas de matemática y lectura, en base a un estudio de los autores De Melo, Gioia, Alina Machado y Alfonso Miranda publicado en el año 2014».
La carta, firmada por la representante del Banco Mundial en Uruguay, Matilde Bordón, explica que el organismo eliminó ese pasaje e incluyó un párrafo elogiando al Plan Ceibal.
«Para el caso de Uruguay, se evaluaron los impactos sobre matemática y lectura durante los primeros años del programa, cuando su objetivo principal era el de proveer equipamiento y conectividad a las escuelas. Desde entonces el programa evolucionó, incorporando capacitación docente y herramientas adaptativas para la educación», dice el nuevo documento.
La misiva agrega que el Banco Mundial «reconoce» que el Plan Ceibal «es uno de los ejemplos a nivel mundial de cómo un programa puede llevar la tecnología a las aulas y ser un vehículo para acercar los maestros y profesores a soluciones innovadoras, con el objetivo de influir sobre aprendizajes para potenciarlos». Asimismo, destaca el programa Ceibal en Inglés y la Plataforma Adaptativa de Matemática, dos ejemplos que «han mostrado resultados alentadores».
Por más que ni la asistencia a la escuela ni la incorporación de tecnología en el aula asegure el aprendizaje, «ambas estrategias pueden y deben ser utilizadas para mejorar la calidad de enseñanzas, dependiendo de cómo se enseñe y dependiendo de cómo se utilice la tecnología», agrega la carta.