Tropiezos

El libre consumo de marihuana ha agregado tropiezos legales al contrasentido sanitario que conlleva, confirmando el desastre que el entonces presidente José Mujica le legó a su sucesor Tabaré Vázquez. Los bancos privados de plaza han empezado a cerrar cuentas del puñado de farmacias que aceptaron vender la droga por orden de sus casas matrices en el exterior, que se exponen a sanciones al operar en países donde la marihuana cae en la prohibición legal de tráfico de estupefacientes. La misma causa amenaza al estatal Banco República con sus corresponsales en el resto del mundo.

El presidente del Banco Central, Mario Bergara, informó que se procura por lo menos persuadir a las instituciones corresponsales del BROU de que le permitan mantenerles las cuentas a esas farmacias. Pero su anuncio refleja más esperanza que realismo. Ningún banco antepone el altruismo amistoso a sus negocios, menos aun si les significa contravenir leyes vigentes en sus países. Y la idea en curso de que los bancos les abran a las farmacias cuentas separadas, una para su negocio tradicional y otra para la marihuana, no sortea el obstáculo legal para las casas matrices de las instituciones privadas o los corresponsales del BROU.

Bergara dijo también que había advertido anteriormente a las autoridades sobre este peligro. Pero no le hicieron caso. Pudo más el empecinamiento de Mujica de legalizar el cannabis con el supuesto afán de desestimular el consumo de la nefasta pasta base. Pero dicha presunción iba a fracasar y así lo hizo como lo demuestra el ingreso de la marihuana paraguaya de contrabando. Mujica forzó la aprobación de una ley cuya implementación Vázquez llevó adelante pese a haberse declarado en desacuerdo, actitud incomprensible en un presidente que ha hecho bandera de la defensa de la salud pública contra otros estragos a la salud, como el tabaco y el alcohol.

Tampoco se tuvo en cuenta la mayoritaria opinión de los uruguayos contra la legalización de la droga. Una reciente encuesta de Opción Consultores, que siguió a otras con resultados similares, concluyó que el 80% de los votantes de los partidos opositores se oponen a la legalización del consumo y que hasta en el Frente Amplio, pese a las lealtades partidarias con sus gobiernos, el 52% tiene igual posición. Ahora, a raíz del crítico fiasco bancario, una de las 16 farmacias (entre las 1.200 del país) que inició la venta de marihuana ya se retiró de ese grupo para no quedarse sin cuentas para manejar sus negocios. Y de las 10 que el gobierno aseguró que iban a incorporarse, varias han dado marcha atrás por igual razón, que también afecta a las dos empresas autorizadas para la producción de la droga.

El tropiezo legal debe servir de aliciente para rebobinar en una iniciativa desafortunada que nunca debió prosperar, dado los probados efectos perniciosos de la marihuana. Su uso, que se conoce desde su aparición en un tratado herbal chino del año 2.700 antes de Cristo, produce aceleración del ritmo cardíaco, constricción pectoral, mareos, descoordinación muscular y pérdida de reflejos y de concepción del tiempo y del espacio. Son razones de sobra para terminar con un experimento que, aunque muchos lo celebren hasta en el extranjero, agrede la salud pública. Reprimir lisa y llanamente no es tampoco la solución. Pero hay formas y formas de atacar el terrible flagelo de la drogadicción.

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