La principal contribución privada para la financiación de la campaña electoral de la lista 711 (Compromiso Frenteamplista) del vicepresidente Raúl Sendic, provino de un empresario paraguayo con una sociedad anónima a nombre de un testaferro y que fue registrada en una dirección sin inmueble en Montevideo, según se afirma en el libro Sendic. La carrera del hijo pródigo que será presentado esta semana.
La investigación de las periodistas Patricia Madrid y Viviana Ruggiero señala que el sector político de Sendic «quiso hacer pasar» el aporte de la empresa Selger SA como una contribución nacional cuando, en realidad, el «dinero provino de las actividades del empresario Ricardo Leiva», cuya ganancia surge –según él mismo reconoció en entrevista con las autoras– de sus negocios en Paraguay.
La ley de partidos políticos establece en su capítulo IV (prohibiciones y sanciones) que «los partidos políticos o sus sectores internos o listas de candidatos no podrán aceptar directa o indirectamente» contribuciones o donaciones de gobiernos, entidades extranjeras o fundaciones. Sin embargo, las autoras detallan que la norma tiene un «vacío legal» en cuanto a la posibilidad de que un ciudadano extranjero realice aportes de campaña a un partido político uruguayo.
En la declaración de ingresos que hizo la lista 711 ante la Corte Electoral, tras las elecciones de 2014, figuró el aporte de Selger SA por US$ 37 mil. Sin embargo, el empresario contó que hizo dos transferencias a una cuenta bancaria para la campaña de Sendic en 2014 por un total de US$ 67 mil. Primero, transfirió US$ 30 mil y luego US$ 37 mil. El sector político del vicepresidente solo declaró la segunda parte ante la Corte Electoral.
Las periodistas constataron que la empresa, que se constituyó como sociedad anónima el 26 de abril de 2006, pasó a ser presidida en enero de 2013 por Lorena Juan Bonello. La dirección que figuraba en la Dirección General de Registros ubicaba a la empresa en Friburgo 5938 (Punta Gorda).
Las periodistas dicen que no solo no encontraron ninguna edificación en esa dirección, sino que cuando ubicaron a Lorena Juan en su domicilio particular en Cerrito, la mujer no quiso hablar porque le podría generar «problemas» y las remitió con Gonzalo Pérez, quien ocupaba el cargo de vocal en la Cámara de Comercio Uruguayo Paraguaya en representación de Selger SA.
Pérez, quien está hace más de una década en la empresa, se presentó como un «asesor externo», dijo que no sabía bien qué rol ocupaba Lorena Juan y afirmó que no recordaba el nombre del responsable de la compañía.
Lo que sí confirmó Pérez fue que la compañía había aportado a la campaña de la lista de Sendic. «Sé que lo hizo porque eso surge de los movimientos bancarios, y llevo la contabilidad y eso lo veo», dijo el asesor.
Semanas después, Pérez recordó y dio un nombre: Ricardo Leiva. El empresario explicó que importaba a Paraguay materias primas de plástico desde Estados Unidos y Sudáfrica y que usaba, para tales fines, a Uruguay como «puerto logístico». Pero negó tener vendedores en el país, un hecho que Pérez había asegurado.
Leiva dijo que Pérez armó «todo el esquema» operativo de la empresa, que incluía poner a Lorena Juan como testaferro para facilitar la realización de trámites. Leiva afirmó que un integrante del sector político de Sendic fue quien se le acercó para solicitarle el aporte, que sugirió fuera de entre US$ 50 mil y US$ 100 mil.
Horas antes de hablar con las periodistas, Leiva hizo el cambio en el registro y se puso él como titular de la empresa. «Hicimos el cambio para no generar suspicacias (…) No quiero que la gente piense que me oculto detrás de una persona», dijo.
Consultado por los motivos que lo llevaron a donar para la campaña de Sendic, el empresario señaló que fue un aporte «para el sistema democrático uruguayo» y que no procuraba beneficio personal. Desde la 711 no hubo comentarios sobre el tema.
El libro recuerda una entrevista publicada por el semanario Voces del Frente en 2004 en la que, haciendo referencia a la campaña política del Movimiento 26 de Marzo, Sendic dijo: «Hemos rechazado alguna oferta de financiamiento de alguna empresa porque, lo digo con cierto orgullo, no nos gusta que las empresas financien partidos (…) Las empresas no pueden hacerlo, porque eso genera compromisos y ese es un camino muy peligroso».
