Lo denunciaron por el faltante de $ 3 millones del diezmo.
El pastor Elías Antúnez ocupó el máximo cargo de la Iglesia Pentecostal Dios es Amor en Uruguay. Tuvo a su cargo el control de 180 iglesias desperdigadas por todo el país. Llegó a ser pastor nacional, máximo título al que puede acceder un miembro de esa iglesia de origen brasileño.
Tiene 34 años de edad y hace tres décadas que está vinculado a la iglesia puesto que su padre también era pastor y lo llevaba a los cultos desde que tenía apenas 4 años de edad.
Hizo toda la carrera de pastor pero un día cayó en desgracia. De inmediato los representantes legales del grupo religioso lo acusaron de apropiarse de fondos pertenecientes a lo diezmos de la Iglesia Pentecostal Dios es Amor de la ciudad de Maldonado.
La encargada de las finanzas de la iglesia local fue procesada por apropiación indebida la semana pasada y el pastor está emplazado.
Reclamos.
Sin embargo, Antúnez asegura que es víctima de una maniobra como consecuencia de la reclamación salarial que presentó tiempo atrás en contra de la referida asociación civil eclesiástica.
El pastor defiende su inocencia y exige que la iglesia le pague una deuda salarial por $4.037.000. Su abogado, Oscar Leites, en diálogo con El País, exhibió el acta de una audiencia celebrada en febrero pasado en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS).
Leites aseguró ayer a El País que la reclamación salarial de su cliente precedió en muchos días a la denuncia radicada en su contra.
«El pastor Elías Antúnez fue cesado en enero pasado. Entonces acudimos al MTSS porque se trata de un despido abusivo. Fue cesado mediante un correo electrónico. Cuando se enteran de la citación para el MTSS le cae la denuncia a mi cliente. El día jueves coincidió la audiencia en el juzgado penal de Maldonado con la audiencia en el MTSS», dijo Leites.
«El gran partido que se juega acá es la demanda laboral que presentó mi cliente», afirmó.
Según el abogado, su cliente ingresó el 15 de setiembre de 2011 a la institución en el cargo de «pastor nacional», máximo nivel en la escala jerárquica de la iglesia. Por tal concepto percibía $105.000 mensuales.
La relación de trabajo fue normal hasta que el 1 de febrero de este año fue notificado por escrito de su despido «por notoria mala conducta».
El pastor ahora cesado siguió adelante con su reclamo por los $4:37.000 de acuerdo a los siguientes rubros: licencia, salario vacacional, aguinaldo , horas extras, despido común y despido abusivo además de un monto destinado a cubrir el daño moral y la correspondiente multa legal.
En el acta entregada por Leites se establece que el abogado de la iglesia, doctor Fernando Alonso, rechazó el reclamo de la institución alegando que el pastor fue despedido «por notoria mala conducta».
Además, la parte demandada rechazó todos los rubros reclamados por el pastor.
Al no llegarse a un acuerdo en el ámbito del MTSS el abogado del pastor iniciará las acciones legales correspondientes por la deuda salarial.
Diezmo.
El pastor Antúnez y una funcionaria de la institución religiosa fueron denunciados por la apropiación de unos tres millones de pesos producto del diezmo recolectado entre los fieles de Maldonado.
Ambos fueron acusados en el juzgado penal de 4º turno de Maldonado a cargo de la doctora Adriana Morosini.
La magistrada a cargo del Juzgado de Maldonado procesó sin prisión a la funcionaria de la iglesia y dispuso el emplazamiento del pastor acusado de haberse quedado con parte de la referida suma de dinero.
«Es momento de sacar a las iglesias brasileñas»
El pastor Antúnez está en «estado de shock», según dijo su esposa a El País. Consagró toda su vida a la Iglesia Pentecostal Dios es Amor, de origen brasileño. Dentro de la organización escaló todos los peldaños hasta convertirse en la figura principal del grupo religioso. Acusado y fuera de la iglesia, Antúnez no está dispuesto a hacer declaraciones. Sin embargo, su esposa envió un mensaje a El País que incluye un pedido a las autoridades. «Sería el momento oportuno para plantarse firme este país y sacar las iglesias brasileñas. Mi esposo fue un peón desde chico sin medir sacrificios de horarios, salud y familia. Ahora está muy dolido con la estrategia que están usando para no pagarle el despido. Está realmente en shock», dice la mujer.