Los brasileños están empezando a reconsiderar el vecino negocio de El Dorado. Bajos impuestos, bajos salarios y bajos gastos generales impulsan la ambición del gobierno paraguayo de convertirse en la «China de Sudamérica»: un centro industrial de bajos costos que atrae inversiones de toda la región.
En momentos en que Brasil está inmerso en la peor recesión de su historia, docenas de empresas establecen operaciones en la frontera, creando miles de empleos. Al principio esto fue bien recibido por el gobierno de Brasil, pero la migración de inversiones ahora enfrenta un escrutinio creciente conforme el desempleo crece a niveles sin precedentes.
«Solía ser una broma», dijo Murillo Onesti, del bufete OLN Advogados de São Paulo, en referencia a la reputación que antes tenía Paraguay en Brasil como fuente de imitaciones baratas. «China encontró la misma resistencia al principio. Pero ahora la gente está viendo que se pueden producir artículos de mejor calidad a un precio más bajo».
Vigente desde el año 2000, la «ley de maquila» de Paraguay apunta a copiar el éxito de las operaciones de la maquiladora -o planta manufacturera- de México. Los productos pueden importarse libres de impuestos para ser ensamblados, luego se los vende en forma local o se los exporta con sólo el componente de valor agregado tributando a una tasa de apenas un 1%.
Hecho en Paraguay
A partir de 2013, las empresas brasileñas comenzaron a invertir en serio, alentadas inicialmente por el vigoroso espíritu vendedor del presidente paraguayo Horacio Cartes y luego por la necesidad de reducir costos en el sumamente deteriorado ambiente empresarial de Brasil.
«La crisis ha ayudado», dijo Onesti, que ofrece asesoramiento legal y estratégico a empresas brasileñas. «Los ejecutivos buscan recortar costos y aumentar la productividad. Paraguay ofrece esta solución».
De las 126 compañías que actualmente operan bajo la ley de maquila, 80 abrieron desde el comienzo de la gestión de Cartes en agosto de 2013, según cifras difundidas por el gobierno paraguayo. Estas empresas crearon más de 11.000 puestos de trabajo, de los cuales 6.700 se generaron en los últimos tres años.
Cerca del 80% de las firmas extranjeras que se establecieron bajo la ley de maquila paraguaya son de propiedad brasileña, según la Confederación Nacional de la Industria de Brasil (CNI). Entre las principales firmas que iniciaron operaciones recientemente en la frontera se encuentra el grupo vinculado a la moda Guararapes y el fabricante de juguetes Estrela.
No es difícil ver el atractivo. Según la CNI, los costos de energía son más de un 60% inferiores en Paraguay mientras que los costos de mano de obra son entre un 100 y un 135 por ciento más altos en Brasil. A esto se suma el hecho de que la capital de Paraguay, Asunción, se encuentra más cerca de São Paulo, corazón industrial de Brasil, que muchas de las capitales de los estados brasileños.
«Paraguay tiene el costo de China y el tiempo de transporte de Santa Catarina (un estado del sur de Brasil)», dijo Flavio Rocha, máximo responsable de Guararapes, a los medios locales después que su compañía decidiese trasladar parte de su producción de Fortaleza a Paraguay, en 2015.
El presidente Michel Temer estuvo en Paraguay a comienzos de octubre en una de sus primeras visitas oficiales al exterior. Fue entonces cuando el embajador brasileño en Asunción, José Felicio, señaló que el superávit comercial de 1.600 millones de dólares de Brasil mostró que el desarrollo económico de Paraguay claramente beneficia a su vecino más grande.