Según datos del Ministerio de Salud Pública conocidos el pasado 9 de julio, el suicidio en Uruguay casi igualó en 2019 el récord histórico del 2002 con 20,5 autoeliminaciones cada cien mil habitantes.
El dato más relevante es el de la tasa de suicidios masculinos: 33,7 cada 100.000 hombres, un punto más que 2002, con un crecimiento de suicidios en la franja de entre 30 y 40 años. En el caso de las mujeres el registro también casi iguala al 2002 con 8,2 cada cien mil. El número total de suicidios en nuestro país está en el entorno de los 700 al año, es decir un promedio de casi dos por día. Según estimaciones moderadas, por cada suicidio concretado hay por lo menos 10 intentos no consumados.
En el periodo marzo junio de 2020 —los primeros cuatro meses de pandemia— las llamadas a la línea de prevención del suicidio (08000767 o *0767) fueron cerca de 8500, tres veces más de las que se recibieron en el mismo período de 2019.
Estos números nos interpelan como sociedad. “La Comisión Nacional Honoraria de Prevención del Suicidio” elaboró un “Plan Nacional de Prevención del Suicidio” con la meta de “reducir la mortalidad por Suicidio en un 10% para el período 2011-2020.” Al paso que vamos esa meta no se va a cumplir. El documento dice en su introducción: “Este Plan sienta sus bases en la prevención a todo nivel del suicidio, como problema mayor para la salud pública, en el entendido de que es un acto prevenible que implica la participación de todos los sectores de la comunidad, para brindar la ayuda oportuna en el momento justo. El suicidio presenta características que exigen un abordaje multidisciplinario e inmediato para el desarrollo de acciones preventivas a nivel nacional y que requieren para su planificación e implementación la participación de toda la comunidad.”
De más está decir que la comunidad uruguaya está muy lejos de participar activamente en este tema. No ha sido siquiera convocada. Ante el fracaso de este Plan: ¿Debería sorprendernos que según cifras oficiales se esté suicidando un promedio de dos uruguayos por día? Ya es demasiado tarde para ayudar a muchos compatriotas cuya vida no podremos recuperar, pero podemos y debemos actuar con la debida urgencia para frenar esta epidemia ante la que no podemos ser indiferentes.
Los humanistas tratamos de aportar en la prevención del suicidio de varias formas. Una de ellas es compartir lo que llamamos “herramientas de trabajo personal”, que son pautas basadas en principios fundamentales que ayudan a un buen manejo de las ansiedades propias de los tiempos que corren. Los interesados se pueden sumar a las trasmisiones de los domingos a las 18:00 en el sitio “Humanistas Palermo” de facebock e instagram.
Estamos convencidos de que la problemática del suicidio debe abordarse con la seriedad que corresponde, articulando debidamente todos los recursos posibles y en tal sentido apoyamos toda iniciativa tendiente a frenar su crecimiento. Este debería ser uno de los temas destacados de la agenda pública. Seguiremos insistiendo para que así sea.
Aníbal Terán Castromán
Vocería del Partido Humanista, integrante de Unidad Popular
092 916 334, [email protected]