Gobierno Uruguayo respalda a Maduro en elecciones consideradas ilegítimas por demás países

A pesar de la presión internacional, este jueves 10 de enero el presidente Nicolás Maduro asumirá un nuevo mandato al frente de Venezuela hasta el 2025.

Países como Estados Unidos y los integrantes de la Unión Europea y el Grupo de Lima, a excepción de México, marcaron de forma tajante su oposición, al entender que las elecciones de mayo fueron ilegítimas y no contaron con las mínimas garantías democráticas.

Mientras que Estados Unidos pidió a Latinoamérica que se cierre en contra de Maduro, el Grupo de Lima –integrado por Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía- anunció que no reconocerá al nuevo gobierno.

La cancillería uruguaya, en cambio, que en los últimos años ha apostado al diálogo y por no aislar a Venezuela, instruyó al encargado de negocios y número uno de la embajada en el país caribeño, José Luis Remedi, para que asista a la toma de mando de Maduro, dijeron a El Observador fuentes diplomáticas. De la región, los únicos dos países que asistirán son Uruguay y Bolivia.

Los pequeños países caribeños también se ausentarán en la ceremonia. Lo harán en solidaridad con Guyana luego de que la Armada de Venezuela interceptara semanas atrás un barco de prospección de hidrocarburo en la zona económica exclusiva tensionando aún más el conflicto territorial entre ambos países.

Por ley, Maduro debería tomar juramento ante la Asamblea Nacional (parlamento unicameral venezolano), pero todas las decisiones de la cámara son consideradas nulas por el Tribunal Supremo de Justicia, que la declaró en desacato en 2016. La Asamblea Constituyente, en la práctica, ha asumido las funciones legislativas.

«(La Asamblea Nacional) carece de legitimidad por estar en desacato. Por esto, el presidente de la República, Nicolás Maduro, se juramenta ante el TSJ el 10 de enero», expresó Diosdado Cabello, dirigente chavista y presidente de la oficialista Asamblea Constituyente que rige en el país, durante un acto del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

En ese sentido, la Asamblea Nacional, único poder controlado por la oposición y que tiene como nuevo presidente desde este sábado a Juan Guaidó, advirtió que considerará a Maduro un «usurpador» una vez asuma su segundo mandato (2019-2025).

El representante uruguayo en Venezuela también estuvo presente este sábado, en el acto de asunción de la nuevas autoridades de la Asamblea Nacional. 

La ruta que planteó la nueva Junta Directiva de la Asamblea Nacional, presidida por Guaidó, está formada por ocho puntos entre los que se encuentran, además de la declaratoria de usurpación, la asunción «como único Poder legítimo» de «la representación de Venezuela ante la comunidad internacional», la propuesta de crear un Consejo de Transición para «la restitución del orden institucional», «retomar el proceso de designación de podres públicos» y «promover la designación de representantes legítimos ante organismos internacionales para impulsar la cooperación humanitaria», según comunicó su cuenta oficial de Twitter. 

A su vez, la cámara respaldada por la oposición procurará «autorizar la ayuda humanitaria (…) para superar los bloqueos impuestos por este régimen miserable», «crear el fondo para la recuperación de activos provenientes de la corrupción» y, en octavo lugar, «aprobar la agenda legislativa para la transición».

El embajador uruguayo que participará de la ceremonia, José Luis Remedi, es un funcionario de carrera de 68 años que supo trabajar como diplomático en tres destinos diferentes.

Designado en un principio por la Cancillería para elevar la jerarquía de la misión en el país caribeño, Remedi fue señalado por el gobierno venezolano como un conspirador que estaba trabajando junto a diplomáticos de otras representaciones para derrocar al gobierno de Nicolás Maduro.

Además de por llevar a cabo reuniones con sus colegas provenientes de otros países del mundo, el número uno de la embajada causó malestar en terreno chavista y en el comité de base Líber Seregni del Frente Amplio en Venezuela por visitar la Asamblea Nacional el 19 de noviembre de 2018. 

“Estamos en la casa del pueblo, aquí están representados todos los ciudadanos venezolanos, es el lugar donde la democracia vive y yo quería venir a saludar al Sr. Presidente Omar Barboza y a los diputados para transmitirles el saludo del pueblo uruguayo”, declaró Remedi luego de la reunión que mantuvo con los parlamentarios opositores.

Sus palabras fueron explotadas por la oposición política venezolana y llevaron a que el comité de base frenteamplista en Venezuela acusara al diplomático uruguayo de “interferir en los asuntos internos” en una nota dirigida a la Comisión de Asuntos y Relaciones Internacionales del Frente Amplio (Carifa), según informó La República en aquel momento.

“Al visitar la Asamblea Nacional tácitamente le da legalidad a esta y no al gobierno del presidente Maduro, elegido por su pueblo, lo cual entra en contradicción con la posición del gobierno uruguayo de no interferir en los asuntos internos de ningún país”, dice el comunicado del comité de base.

Fuentes de la cancillería dijeron que el encargado de negocios ratificó sus dichos en una comunicación con el ministerio y que dijo que estaba dispuesto a defender su postura. Eso fue antes de que Nin Novoa lo llamara en consulta. La reunión tuvo lugar en aquellos días en el Palacio Santos y transcurrió en muy buenos términos, según pudo saber El Observador. Tanto es así que Remedi volvió a Caracas para retomar sus actividades normalmente. 

Elección «democrática»

Maduro, confrontado a fuerte rechazo popular pero con influencia en los demás poderes públicos, dice que lo tiene sin cuidado el reconocimiento de la oposición o de países que podrían romper o bajar el nivel de las relaciones diplomáticas, y cercarlo financieramente, como plantea el Grupo de Lima.»Me acusan de dictador para justificar cualquier cosa», sostuvo el heredero del fallecido Hugo Chávez (1999-2013), que aseguró que su reelección fue «democrática» y que sus adversarios están desintegrados, no por culpa suya, sino por su «dependencia» de Estados Unidos.

El presidente responsabilizó a líderes opositores de un atentado en su contra con drones cargados de explosivos el pasado 4 de agosto, pero aún así dice que buscará un diálogo tras cuatro intentos fallidos.»Veo muy difícil que se concrete un diálogo sin que antes veamos un cambio fundamental en las circunstancias actuales», señaló a la AFP el internacionalista Mariano de Alba, quien estima improbable una ruptura masiva de relaciones.Los expertos sostienen que la oposición debe pasar de lo declarativo y comenzar por reunificarse para recuperar el apoyo popular, debilitado tras protestas que buscaban la salida de Maduro y que dejaron unos 125 muertos en 2017.

Observador