Un hombre fue desalojado de su propio apartamento otorgado por el BPS por la insólita acción de una pareja y sus cinco hijos que tomaron la casa por asalto bajo amenazas.
El dueño de casa fue paulatinamente echado de la finca: lo invadieron, cohabitaron con él, le sacaron las llaves y lo terminaron echando.
Los administradores del edificio encontraron a la víctima viviendo en un hogar del Mides
Estas viviendas son entregadas por el BPS en usufructo vitalicio a pasivos que perciben menos de 13.000 pesos. En este caso se trata de un inmueble situado en el barrio Aguada, en Bacigalupi y Lima.
Un hombre se presentó al BPS para poner en antecedentes el caso de un tío que sería operado de próstata.
El gestionante dijo que él y su familia se quedarían un tiempo y solicitó un permiso especial.
Le dieron una habilitación provisoria por 30 días mientras se sustanciaba el permiso extendido.
Ahora el BPS sabe que el hombre no era sobrino, no tenía ningún vínculo con el dueño del apartamento. Todo era una historia inventada, incluso la operación.
Cuando ya se había sustanciado la ocupación, el BPS envió una visitadora social.
Para sorpresa de ella, el anciano no se opuso a la convivencia con la familia, una pareja con cinco hijos, tres de ellos menores de edad.
Los vecinos insistieron ante el BPS insistiendo en que el usufructuario estaba siendo amenazado.
Una de las personas que intervino en la denuncia dijo que la victima, que trabajó como cuidacoches, había preferido irse a la calle antes de seguir soportando la situación.
Al intentar reaccionar, la empresa que administra el inmueble se dio cuenta que ya era tarde. Fue con Policía y el usufructuario al apartamento, pero el desalojo no fue posible.
Los ocupantes argumentaron que estaban allí con la aprobación del titular. Además no los podrían sacar por tener menores a cargo, se señaló a El País.
Actualmente el asunto está en trámite judicial. «El tiempo que lleve el desalojo dependerá de si se oponen excepciones» y hay que hacer una audiencia o de su hay una instancia de apelación», dijo la administradora Silvia Poggio.
Lo curioso es que los ocupantes conocían como hacer la maniobra ante el BPS. Tuvieron recursos para descubrir a su víctima y luego jugaron sus cartas para quedarse allí.
Ahora los que tienen miedo son los restantes 30 usufructuarios que residen en el edificio. Piden guardia las 24 horas y más protección.