El 11 de abril de 2018 una denuncia anónima con tres audios llegó a la Fiscalía Departamental de Paysandú y su contenido sorprendió a quienes lo escucharon. En esos audios se distinguían varias voces masculinas, hablando sobre una negociación con objetivo claro: dinero a cambio de sexo.
A partir de allí comenzó una investigación que terminó el pasado viernes 24 de agosto con dos hombres mayores de edad condenados por siete delitos de retribución o promesa de retribución a personas menores de edad para llevar adelante actos sexuales.
Esto no es un tema nuevo en el departamento. Episodios como el de «La casita del Parque», que incluso le costó el cargo a un secretario general de la Intendencia en 2013, o el operativo «Old Green» de 2017, tras el cual marchó a prisión un estanciero argentino que explotaba a menores, fueron solo dos casos. El hecho de que sea un departamento limítrofe, de mucho tránsito, hace aumentar las posibilidades, señalan los expertos.
Este caso tuvo lugar en la región rural sanducera de Morató-Tres Árboles y los condenados fueron dos hombres, hermanos entre ellos, de 30 y 36 años, quienes asumieron mediante un proceso abreviado haber participado de encuentros sexuales con al menos siete hombres menores de edad.
«Al iniciar la investigación fueron identificados tres jóvenes que fueron a declarar en carácter reservado y asumieron recibir dinero a cambio de sexo. Estamos hablando de encuentros entre hombres, sin participación femenina. Los mayores de 30 y 36 años y las víctimas entre 16 y 17 años», dijo a ECOS el Fiscal Adscripto de 3º turno, Joaquín Suárez Bozzolo.
Mediante el peritaje del celular de unas de las víctimas se identificó a uno de los hombres mayores de edad y así se solicitó una orden de detención.
«A medida que avanzó la investigación, mientras íbamos recolectando pruebas irrefutables contra estos dos condenados, fueron apareciendo cuatro vícimas más», agregó Suárez.
En la audiencia de formalización los hermanos reconocieron contactar a los menores y pagarles para practicar relaciones sexuales. Según el Fiscal Adscripto lo hicieron sin ningún arrepentimiento.
«Nos sorprendió que lo tomaron como algo naturalizado. Dijeron que las relaciones habían sido consensuadas en todos los casos mediante una negociación y el pago de un dinero previo, cuando estamos hablando de personas menores de edad», sostuvo Suárez, quien dijo que las víctimas están recibiendo apoyo debido a la situación de explotación sexual a la que estuvieron expuestos.
Algunas versiones extrajudiciales sostenían que las víctimas habían recibido además paquetes de cigarrillos y bebidas alcohólicas, algo que fue desmentido por el fiscal. «Siempre se negoció con dinero», añadió.
Los hermanos de Paysandú condenados por mantener relaciones sexuales con varones menores de edad recibieron la pena de dos años de prisión efectiva, mientras que la Fiscalía sigue investigando los alcances de sus acciones y la posible aparición de nuevas víctimas.
Según confirmó el Jefe de Policía de Paysandú, Luis Mendoza, ninguno de los abusadores tenía hasta el momento antecedentes penales.
«La explotación sexual es un tema sensible en Paysandú», le había dicho a ECOS en 2017 el vicepresidente del Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU), Fernando Rodríguez. «Pero esto pasa no porque haya más situaciones sino porque se trabaja en forma muy coordinada. En Paysandú, estas cosas se tratan y se siguen. Porque en estos temas juega mucho el miedo, la idea de que no se puede con algunos poderosos», expresó entonces.
La naturalización de estas prácticas también es algo común, más aún en localidades de tierra adentro. En octubre de 2016, se conoció la situación de que una abuela obligaba a sus seis nietas, de entre 8 y 17 años, a tener sexo con hombres a cambio de dinero en El Eucalipto, a 80 kilómetros de la capital departamental.