El fútbol es la ocasión para que determinadas cosas no tengan el impacto que normalmente tienen.
Desde hace quince días que el país está marchando a media máquina. Desde el 14 de junio, cuando la pelota comenzó a rodar en Rusia, el fútbol es el centro de atención para los uruguayos y llega a su punto máximo con los partidos de la selección que dirige Óscar Tabárez.
La Copa del Mundo es causal de ausentismo laboral en el sector privado pero también de distracciones en el espacio público. En un país donde el fútbol es religión nadie hubiera esperado que algún ministro se presentara el lunes en la sala de prensa de la Torre Ejecutiva para dar una conferencia. En Samara, Uruguay calentaba para entrar y en Montevideo, al parecer, el gobierno no tenía nada para comunicar.
El 30 de junio es el último día del plazo constitucional que tiene el Poder Ejecutivo para entregar el proyecto de Presupuesto y Rendición de Cuentas al Parlamento. Ese día, que cae sábado y en el que todo el país estará mirando hacia Rusia, es el elegido por el Ministerio de Economía y Finanzas para mandar el proyecto, según dijeron a El Observador fuentes de la cartera.
En Sochi la selección uruguaya de fútbol enfrentará a Portugal por los octavos de final del Mundial de Rusia 2018 y nada va a distraer la atención de los uruguayos de lo que pase en el estadio Olímpico de esa ciudad. Y en este país de futboleros, para que algún acontecimiento pase desapercibido nada mejor que solaparlo con un evento futbolístico de magnitud como un Mundial.
En este caso, el hecho que quedará bajo la sombra de la pelota es la última Rendición de Cuentas que presentará la administración de Tabaré Vázquez y, por lo tanto, la última instancia que permite un incremento de gasto. En este proyecto se define el dinero que los distintos organismos recibirán en 2019 y 2020. Y si bien los grandes números ya fueron difundidos por el gobierno, cuando se presente el proyecto definitivo del Poder Ejecutivo se conocerán los detalles.
El gobierno se enfrentó al trabajo de preparar una nueva Rendición de Cuentas porque en 2017 entendió que era mejor ir paso a paso y no prever un presupuesto para 2018,2019 y 2020 sino que dividirlo en dos. En aquel momento, el ministro de Economía, Danilo Astori aseguró que la coyuntura internacional generaba mucha incertidumbre como para proyectar un presupuesto por tanto tiempo.
Tal es la paralización del país y de la política durante el Mundial, que varios posibles precandidatos decidieron anunciar si finalmente corren la carrera presidencial una vez finalizado el torneo. Astori, la senadora blanca Verónica Alonso y el grupo de intendentes blancos que abandonaron Alianza Nacional definirán su posicionamiento luego del 15 de julio.
El fútbol y la política son dos de los grandes temas que despiertan pasión entre los uruguayos. Y muchas veces se mezclan. A veces porque los políticos utilizan el fútbol para transmitir ciertos mensajes o porque desde las tribunas hay mensajes hacia los políticos. El mundialito del 80, organizado en dictadura militar, fue un claro ejemplo de ambas opciones.
Lo que al principio sería, en la idea de los militares, un festejo por la victoria del respaldo del pueblo al gobierno dictatorial en el plebiscito de noviembre de ese año se transformó en el primer desahogo social tras la victoria del No. El Mundialito es el ejemplo máximo del cruce entre la política y el fútbol.
Pero sin ir atrás en el tiempo y mirando el gobierno actual, el presidente Tabaré Vázquez fue presidente del Club Atlético Progreso y el expresidente Julio María Sanguinetti es presidente honorario de Peñarol. Hugo Batalla (vicepresidente de la República entre 1995 y 1998) fue presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol entre 1990 y 1992 y vicepresidente de la Conmebol entre 1990 y 1993.
Es tal la relación entre estos dos temas que el periodista Luis Prats le dedicó un libro llamado Goles y Votos donde repasan distintos vínculos entre las dos pasiones locales. En 1930, por ejemplo, en Uruguay hubo una Federación Roja del Deporte, un torneo de fútbol jugado solo por equipos comunistas, según revela el libro.
Pero el fútbol también puede ser un elemento de algarabía nacional y algunos politólogos aseguran que una buena actuación de la selección uruguaya en Rusia 2018 puede favorecer al Frente Amplio de cara a las elecciones de 2019.