Juan descubrió el miércoles 31 de enero cuando entró a su casa de Punta Colorada que en la noche habían entrado ladrones y se habían llevado sus equipos de surf, kitesurf y winsurf, estimados en US$ 13 mil. Sólo faltaba eso; no se habían llevado ningún electrodoméstico ni otros objetos de valor. Hizo la denuncia policial en la seccional de Piriápolis, que amplió al otro día cuando se enteró de que sus pertenencias habían sido ofrecidas a una escuela de navegación de la zona.
«Me acaban de ofrecer esto y la persona no tiene idea de cuánto vale. Muy sospechoso. Si saben de quién puede ser tengo el número del pibe», leyó en un grupo de Facebook llamado Kites Robados-Perdidos Uruguay. En el post estaban las fotos de algunas de las seis tablas hurtadas, y una de sus cuatro velas. Cuando Juan comentó que se trataba de sus cosas, un seguidor de esa página, le escribió «¿Vos sos al que le desvalijaron la casa? ¡Qué momento!».
En la mañana del jueves 1 volvió a la seccional con toda la información que había recabado sobre el sospechoso, gracias a la ayuda del dueño de la academia. «Tenía su nombre, teléfono, había averiguado todo de esta persona, hasta a qué colegio iba, porque es estudiante», contó Juan a El Observador.
Dejó pasar las horas y al mediodía volvió a llamar a la Policía, ansioso, para preguntar si ya había algún resultado de su caso. «Pensaba que a esa altura ya estaría todo cocinado», contó, pero le contestaron que la denuncia recién había sido notificada en la Fiscalía y que todavía no se había emitida ninguna instrucción de la fiscal actuante, tal como está dispuesto que suceda desde que funciona el nuevo Código del Proceso Penal, desde el 1 de noviembre.
Entonces decidió comunicarse directamente con Sabrina Flores, la fiscal de su caso. Según contó Juan, ella le respondió a través de su secretaria que el robo que había sufrido no estaba entre las «prioridades» de su oficina. «Me dijo que la fiscal no tenía tiempo de leer mi denuncia; que primero atendería los delitos de sangre, luego los robos con violencia y finalmente los hurtos». Y el delito que había sufrido estaba en este relegado último rubro. «Me aseguraron que al otro día atenderían mi situación», recordó, pero eso tampoco sucedió. Esta semana la fiscal tuvo entre sus manos el asalto a la joyería del hotel Enjoy por parte de un comando de 14 mexicanos, pero el robo en Punta Colorada ocurrió la semana anterior.
«No sé. A mí normalmente me llaman por teléfono y yo dispongo», contestó Flores al ser consultada por El Observador. «Lo que recuerdo es que se habían logrado identificar a algunas personas, pero no recuerdo que haya habido una demora. Son tantas las denuncias…», agregó.
El martes 6, a una semana de consumado el robo, Juan descubrió que sus equipos también eran comercializados en Mercado Libre, por lo que se comunicó con la Policía para ayudar a identificar a los ladrones. Pero le respondieron de nuevo que la fiscal no había solicitado ninguna acción para avanzar en la investigación. «Les imploré que me estaban vendiendo todo y que dentro de poco ya no quedarían cosas para recuperar», lamentó.
Como el vendedor estaba registrado en Montevideo, por sugerencia de su abogado, Juan hizo ese mismo día otra denuncia en la capital, en la seccional 14. Allí le indicaron que se dirigiera a la sede de la Zona Operacional I de la calle Magallanes. Pero antes acordó comprar sus objetos robados en el sitio web, y coordinó que iría a efectuar la transacción a las tres de la tarde de ese martes.
Sin embargo, no pudo asistir: «Los policías me dejaron encerrado varias horas impidiéndome que fuera, porque dijeron que estaban investigando y que irían ellos, una vez que los autorizara el fiscal». Pero al final del día la autorización tampoco llegó.
El fiscal de Flagrancia que tomó su caso fue Leonardo Morales, quien recibió de Maldonado la carpeta de la denuncia del robo entre el martes y el miércoles, según dijo a El Observador una fuente de la Fiscalía.
Una vez que los papeles llegaron a su oficina, Morales llamó por teléfono a la Zona Operacional I para informarla de la situación, luego solicitó a un juez la orden de detención para el sospechoso, que fue librada en la tarde de este miércoles. Agregaron que la demora radicó en que la Policía tardó en levantar la orden.
Una Vergüenza
Creyendo que la orden estaría pronta de un momento para otro, los agentes de la Zona I permitieron que Juan fuera al encuentro con el vendedor de sus equipos en un apartamento en el barrio Cordón, pese a que se oponían a que intentara «comprar» sus cosas.
«Me dijeron que fuera tranquilo, que enseguida caerían ellos para hacer la redada», contó. Pero fueron pasando los minutos y la Policía no allanaba el apartamento. Según relató, hacía tiempo negociando el precio de la mercancía, «muy nervioso» y temeroso de que el vendedor estuviera armado.
«Además tenían un hombre esperando afuera, y un chico de 17 años adentro que le pidió varias veces hablar a solas al que me vendía, porque estoy seguro que me reconoció», narró.
Cuando la situación se hizo insostenible, salió del apartamento alegando que no le servían los precios y se comunicó con los agentes para que le explicaran por qué no habían actuado. Quien le atendió le dijo: «Estamos peleando con el fiscal, porque se nos cae la cara de vergüenza. Nos dijo que se le complicó y que no puede transmitir la orden hasta mañana. Esto escapa de nosotros, que fuimos en persona a hablar con él, pero estaba duro. La verdad –insistió–, se nos cae la cara de vergüenza. Esto nos desalienta a seguir laburando».
Al otro día, Juan descubrió que parte de sus objetos, una de las cuatro velas de navegación, también estaba a la venta en otra cuenta de Mercado Libre. El precio que se exigía era US$ 150, en una cuota, y la casa que tenía registrada estaba ubicada en la calle Aparicio Saravia, al norte de Montevideo, información que fue agregada a la denuncia.
La orden que habilita a proceder a los allanamientos recién llegó a la Policía por la tarde de este jueves, y se hizo efectiva este viernes, 24 horas después. La Policía logró recuperar algunas de los objetos robados y detuvo a una persona.