Proteger a niños, niñas y adolescentes del consumo de alimentos con impacto negativo en su salud.

La Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular apoya el proyecto para cuidar la alimentación saludable en niños, niñas y adolescentes que modifica artículos de la Ley 19.140, de 11 de octubre de 2013 que, entre otras normativas, prohibía la publicidad de alimentos no recomendados pero no prohibía su venta, promoción y/o patrocinio.

Desde la Comisión se identifica la propuesta de  modificaciones de la ley 19.140, como un avance y fortalecimiento de las acciones para actuar y prevenir el sobrepeso y la obesidad en la población de estudiantes de todas las edades (vale para primaria y secundaria).

Con esta ley se busca la promoción de hábitos alimentarios adecuados como forma de contribuir a la prevención del sobrepeso y la obesidad, pero en su versión anterior la ley no inhibe la venta ni la promoción y/o patrocinio, sino solamente su promoción. Ante la falta de información veraz, la población continúa consumiendo alimentos sin tener, en muchos casos, consciencia del impacto negativo en la salud.

El exceso de peso es tal vez uno de los factores de riesgo más visibles, aunque no siempre se reconozca como tal.  No es comprendido ni del todo aceptado que el sobrepeso en los menores de edad puede representar un problema de salud, y no únicamente con consecuencias futuras, sino ya en su presente. Según las últimas encuestas el 40% de los escolares presentan algún grado de exceso de peso.

 

El consumo de estos alimentos, que en muchos casos se identifican como adecuados para niños cuando no lo son, favorecen el desarrollo de Enfermedades Crónicas como la Diabetes, la presión alta, el colesterol, y la posibilidad de tener enfermedad cardiovascular en el futuro.

El ámbito educativo no debería ser un espacio de validación de estos alimentos como algo adecuado. Está comprobado que los entornos saludables, favorecen los buenos hábitos de vida, aquellos que componen un Estilo de vida saludable. Se busca que las conductas saludables sean las más fáciles de elegir o realizar.

El entorno educativo transmite modelos y valores además de conocimientos, y los niños y adolescentes pasan muchas horas allí.

“La presencia de estos alimentos en espacios que están en la órbita del estado y deben ser seguros para los menores puede confundir y llevar a creer que estos alimentos, muchas veces “tradicionalmente” de consumo infantil son inocuos, cuando en realidad impactan en la creación de hábitos de alimentación negativos además de su impacto directo en la salud. El exceso de azúcares y de sodio no siempre es visible, y cuando lo es, como se está en un ámbito educativo se asume que su consumo es inocuo”, declara la Dra. Laura Garré, Directora de la Comisión Honoraria para la salud Cardiovascular.

El proyecto también exhorta a centros educativos públicos y privados, así como otros centros de cuidado y atención a la infancia y la familia, a incluir en todos sus niveles y modalidades de enseñanza, actividades que contribuyan a desarrollar hábitos para una alimentación saludable y adviertan sobre los efectos nocivos de una dieta excesiva en grasas, saturadas, azúcares y sodio. Agrega la Dra Garré: “Es responsable dar mensajes claros para que las decisiones en pro de la salud la tome cada familia con la información adecuada, y no minimizar los efectos de estos malos hábitos alimentarios, que en algunos casos se han validado con el tiempo y tienen efectos ocultos.

Un ejemplo es la importancia de promover el consumo y disponibilizar agua potable para evitar el consumo de alternativas que no son recomendables y que generan efectos secundarios en cuanto al consumo de otros alimentos. Nos consta que muchas familias creen que los menores a su cargo están consumiendo alimentos adecuados cuando esto no es así. Para combatir esta desinformación, este proyecto es muy importante”.