Un colgante cuántico de los que las autoridades holandesas han prohibido.Foto: National Institute for Public Health and the Environment
Los teóricos de la conspiración obsesionados con la idea de que las antenas 5G les bombardean con radiación han dado con una solución a su problema: collares mágicos. El problema ahora es que esos collares mágicos bombardean al usuario con radiación.
La noticia viene de Holanda, donde la Agencia de Seguridad Nuclear y Protección contra Radiación (ANVS) ha emitido un comunicado en el que informa que han encontrado radiación ionizante (radioactividad de la mala, si prefieres un término más pedestre) en 10 productos diferentes de iones negativos.
Según el diario The Guardian, estos collares se han vuelto populares entre los conspiranoicos anti-5G como una manera de proteger al portador de los supuestos efectos malignos de exponerse a las antenas con tecnología de telecomunicaciones 5G.
Los collares en cuestión se pueden encontrar fácilmente hasta en Amazon. A veces se los conoce como collares cuánticos, otros como collares de energía escalar… Se trata de productos elaborados supuestamente con minerales y cenizas volcánicas, solo que en algunos casos parece que esos minerales son radioactivos.
El problema no afecta a todos los collares y productos de este tipo. La ANVS ha publicado una lista de los productos concretos en los que se ha encontrado radiación ionizante, que son las máscarillas de dormir Energy Armor, los colllares Black & White, las pulseras, brazaletes y collares Magnetix, el collar Quantum Pendant y la Basic Nero Armband.
La ANVS explica que el riesgo de intoxicación radioactiva es muy pequeño, pero son potencialmente peligrosos si se llevan durante largos períodos de tiempo y cita expresamente el enrojecimiento de la piel como un síntoma potencial de su uso excesivo.
El comunicado también advierte de que los productos mencionados son ilegales bajo las leyes holandesas. Los vendedores ya han sido advertidos para que interrumpan su venta bajo sanciones administrativas o incluso penales llegado el caso.
“La exposición a radiación ionizante puede tener efectos muy adversos para la salud que van desde enrojecimiento en la piel hasta daños en el ADN”, advierte el comunicado de la ANVS. “Alguien que lleve el producto durante un tiempo prolongado (a diario durante un año, por ejemplo) se expone a recibir unos niveles de radiación que superan los límites de exposición cutánea permitidos en Holanda.
Debido al riesgo potencial que suponen, los productos listados que contienen materiales radioactivos están prohibidos por ley.”
Los conspiranoicos no han sido los únicos que han mirado con el ceño fruncido las antenas de telefonía 5G. Los científicos también lo han hecho. Lo que han encontrado de momento es… nada. Los análisis de los campos electromagnéticos de radiación no ionizante (importante este “no”) han concluido que no tienen ningún impacto negativo sobre la salud humana.
Eso no ha impedido que las redes sociales se llenen de teorías sin base en las que las acusan de todo tipo de males desde el cáncer al autismo pasando por las señales de control mental. La teoría conspiranoica más pintoresca las acusa de ser sistemas de control de la población que trabajan en conjunto con nanochips inoculados junto a las vacunas contra la Covid-19.
Como suele pasar cuando hay superstición de por medio, las teorías sobre el 5G han atraído a un pequeño ejército de curanderos y buscavidas que tratan de sacar tajada vendiendo todo tipo de soluciones milagrosas y de medicina alternativa, a menudo sin ninguna consideración hacia la salud de sus consumidores.
“Las teorías de la conspiración sobre el 5G son herederas de una larga tradición de paranoia sobre los supuestos horrores que trae cualquier tecnología nueva”, explica Mike Rothschild, experto en teorías de la conspiración y autor del libro “The Storm is Upon Us”. “Antes del 5G, los conspiranoicos la emprendían contra las redes eléctricas, los routers wifi, los microondas que te dejaban estéril o las antenas de los móviles que daban cáncer.
Los estafadores se aprovechan de la falta de conocimiento científico básico y el miedo a las nuevas tecnologías para vender productos sin valor algunos que supuestamente contrarrestan sus efectos, a menudo usando palabras clave como cuántico, o ionizado para sonar científico y complejo”.
Gizmodo