Gobierno anunció reapertura de mercado cárnico chino para frigorífico BPU

Foto ilustrativa
A partir del 1.° de julio, quedó rehabilitado el frigorífico BPU para la exportación de carne a China, con la trascendencia de que el destino del 70% de la faena de esa planta industrial es el país asiático, informó el ministro de Relaciones Exteriores, Francisco Bustillo. Enfatizó que no existe ningún requisito adicional, lo que deja en claro la buena relación con China. Ejemplificó que el tiempo para levantar una suspensión es de seis meses, y, en esta ocasión, fue de dos meses y medio.

En una conferencia de prensa realizada en el Ministerio de Relaciones Exteriores, Bustillo anunció que este jueves 1.° recibió la noticia del levantamiento de la suspensión de exportar carne a China por parte del frigorífico BPU. Explicó que puede comenzar a operar de inmediato, a partir de lo cual 810 empleados de la empresa retornan a la actividad y también otras 6.000 personas que trabajaban vinculadas, de manera indirecta, a la planta industrial.

El secretario de Estado recordó que el martes 29 se reunió con el embajador de China en Uruguay, Wang Gang, para dialogar acerca de este tema. En tanto, el lunes 28 visitó las instalaciones de la planta industrial ubicada en el departamento de Durazno para conversar con directivos y el gremio de los trabajadores.

“Fue un reclamo que nos trasladaron, por lo que es una muy buena noticia para Flores y Durazno, para los que trabajan en el frigorífico y para todo el país, en lo político y social”, aseguró Bustillo.

El jerarca agradeció el trabajo intenso de los embajadores Wang Gang y Fernando Lugris en el país asiático, así como el de autoridades del Ministerio de Ganadería y de la propia Cancillería, en estos dos meses y medio de gestiones.

Enfatizó que para la rehabilitación no se prevé ningún requisito adicional, ni político ni comercial, lo que es una demostración más de las buenas relaciones que Uruguay mantiene con el Gobierno de China. Ejemplificó que el tiempo promedio para levantar una suspensión es de seis meses, y, en esta ocasión, fue de poco más de dos meses.

 

 

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