La pandemia del COVID19 ha puesto en evidencia el déficit de cuidados existente en el país. El reciente aumento exponencial de contagios, agravamiento de cuadros clínicos y defunciones no hacen más que profundizar esta triste realidad que enfrentan casi todas las familias uruguayas.
En este contexto, muchos países de la región y el mundo están actuando en torno a los cuidados en el marco de las medidas tomadas para enfrentar la pandemia. En algunos casos comenzando a diseñar políticas o sistemas de cuidados, en otros ampliando su cobertura, y en otros reformulando políticas existentes para abordar los nuevos desafíos que la emergencia sanitaria ha generado.
En Uruguay, donde se dispone de un Sistema Nacional Integrado de Cuidados en marcha, las medidas tomadas por el gobierno han sido absolutamente insuficientes. No solo porque lejos de consolidarse el Sistema se están debilitando los servicios en marcha, sino que además, no se han tenido en consideración las consecuencias de las medidas que sí se han emprendido.
En este marco, la Red Pro Cuidados expresa su honda preocupación por esta situación y manifiesta su inquietud por la falta de políticas públicas específicas dirigidas a quienes se desempeñan trabajando de forma remunerada en el sector de los cuidados. Al igual que el personal de salud, estas trabajadoras están expuestas al mayor de los riesgos por el contacto directo con las personas que cuidan y sus familias, así como por la necesidad de transportarse diariamente para cumplir sus tareas en medios que no cuentan con las medidas de seguridad requeridas para evitar el contagio.
Esta invisibilización de su rol cobra mayor significación en el presente ya que, a diferencia de los sucedido en 2020 durante la campaña de vacunación contra la gripe, las personas trabajadoras de los cuidados no han sido priorizadas para ser vacunadas dentro de los primeros grupos, asimilando así su situación a la de cualquier ciudadano/a. Esta falta de política expone a las cuidadoras, pero también a las personas usuarias de sus servicios, su entorno y seguramente contribuye a expandir los contagios.
Este descuido hacia las cuidadoras es una muestra más del sostenido déficit de políticas de cuidados del actual gobierno, lo que afecta a amplios sectores de población y frente a los cuales no hay respuesta: despidos de asistentes personales, cuidados de niños y niñas por suspensión o cierre de centros educativos, sobrecarga del trabajo de cuidado intrafamiliar -que recae especialmente en las mujeres-, mayores dificultades para conciliar trabajo y el mundo familiar, entre otros.
Es urgente la necesidad de implementar prontas acciones públicas y concretas que atiendan los viejos y nuevos problemas de cuidados.
Ello implica reforzar el Sistema Nacional Integrado de Cuidados, ampliando y complejizando sus acciones para atender el incremento de los cuidados que estamos viviendo.