Ese poético nombre no parece adecuado para una fábrica casi lista para empezar a producir cemento portland y cemento de albañilería a 13 kilómetros de la ciudad de Treinta y Tres. Las fotos muestran toneladas de carbón a cielo abierto en su depósito que tiene 15.600 m2. Las emisiones que pronto comenzarán con la quema de este combustible, contendrán óxido de nitrógeno, dióxido de azufre y dióxido de carbono, gases que no contribuyen precisamente a la existencia de cielos azules.
Según las estimaciones de la empresa, se consumirán 5.660 kg/hora entre carbón de coque y mineral, y 2.200 kg/hora de cáscara de arroz. La ceniza resultante de los procesos de combustión del carbón mineral y de la cáscara de arroz serán incorporadas al producto de la fábrica, pero el grado de contaminación aérea dependerá de la colocación de los filtros adecuados. Cielo Azul garantiza una emisión “inferior a 850 mg/Nm (miligramos normal metros cúbicos) mediante un monitoreo de gases que permita ajustar perfectamente el proceso de combustión para reducir los gases resultantes.” ¿Perfectamente? Es una aseveración muy comprometida. ¿Podrá cumplirla? ¿Estará la DINAMA en condiciones de controlar el cumplimiento de esa perfección operativa?
El asunto debería preocuparnos porque las enfermedades asociadas a respirar la combustión del carbón son graves: “El quemar carbón agrava muchos de los principales problemas de salud pública a los que se enfrenta el mundo industrializado. Los contaminantes del carbón afectan a los principales sistemas de órganos del cuerpo y contribuyen con cuatro de las cinco principales causas de mortalidad en los Estados Unidos: enfermedades cardíacas, cáncer, accidentes cerebro-vasculares y enfermedades crónicas del aparato respiratorio inferior. Esta conclusión surge de nuestra reevaluación de las ampliamente reconocidas amenazas a la salud provenientes del carbón.” (El Impacto del Carbón sobre la Salud Humana. Un informe de Médicos para la Responsabilidad Social. Noviembre de 2009)
La inversión total del proyecto se sitúa en 140 millones de dólares y se estima en 90 los empleos directos que ofrece la fábrica, aproximadamente un puesto de trabajo por cada millón y medio de dólares invertidos. ¿Cuántos emprendimientos con mucho menos inversión y mucho menos riesgo ambiental ofrecen muchas más oportunidades laborales?
La puesta en marcha de “Cielo Azul” con el uso de combustibles de tan alto riesgo, pone en alerta a Treinta y Tres. El tiempo dirá cuáles serán las consecuencias en la calidad de vida humana y en los delicados equilibrios dependientes de la diversidad vegetal y animal en esta zona del país no exenta del avance territorial de intereses económicos incompatibles con el cuidado del ambiente.
Aníbal Terán Castromán
Noviembre 30 de 2020