Fue formalizado con prisión preventiva por 180 días y se lo investiga por los delitos de violación, atentado violento al pudor, violencia doméstica y trata de personas.
Los hechos de violencia física, psicológica y patrimonial se comenzaron a dar hace diez años, el sábado se detuvo al hombre de 54 años de edad que protagonizó la aberrante situación en Atlántida.
Fue formalizado con prisión preventiva por 180 días y se lo investiga por los delitos de violación, atentado violento al pudor, violencia doméstica y trata de personas.
El hombre vivía junto a su familia en una casa en la zona rural de esa localidad del departamento de Canelones.
Su núcleo familiar estaba integrado por su pareja y sus cuatro hijos, tres mujeres y un hombre. Dos de ellos ya son mayores.
Su hijo, que hoy tiene 14 años, declaró en la audiencia de formalización que se realizó que su padre lo golpeaba con los puños y también con un caño por la espalda.
También dijo que en alguna oportunidad los lastimó a el y a sus hermanas con una picana eléctrica.
Su mujer, por otra parte, tiene un ingreso en febrero de este año por un golpe muy importante en su espalda, tuvo que ser intervenida y quedó internada varios días por esta situación.
El hombre tiene una personalidad muy dominante y controlaba a su familia, cuando iban a salir de su casa, no lo hacían si el no autorizaba la salida, de autorizar, tenía que saber a dónde iban, con quién y a qué hora volvían.
Su pareja trabajaba, pero el hombre usaba sus tarjetas y cobraba su sueldo, que posteriormente manejaba.
Además, el hombre esclavizaba a su familia. Tenía un criadero de animales y hacía que todos sus hijos se levantaran a las 3 de la mañana todos los días a alimentar a los animales, además de higienizarlos.
En una oportunidad, como el hombre no logró vender uno de esos animales que tiene en el criadero, lo degolló frente a uno de los menores y le dijo que eso le sucedería a su madre.
Lamentablemente, esta no es la única situación en la que estaba implicado el hombre. Por fuera del núcleo familiar percibía dinero de una trabajadora sexual, que le daba un porcentaje de sus ganancias por concepto de «seguridad» y por facilitarle algunos clientes.
Es una investigación muy compleja que tiene varias aristas y que, si bien hace meses se está investigando, recién comienza formalmente.
Desde el 15 de octubre hay una requisitoria del Juzgado de la ciudad de Atlántida. Como se había dado a la fuga, personal de Interpol lo detuvo en Rivera y lo trasladó nuevamente a Canelones, donde fue formalizado.
El juez que tomó el caso es Marcos Seijas y la fiscal es Mirna Busich.