Al Ballet con Cavani

Cavani se unió al Sodre y busca promover la permanencia de los niños en la Escuela Nacional de Formación Artística en la disciplina del ballet, que presenta como una salida profesional.

“Cavani, físicamente es un bailarín más”, dice Aguiar. “Como muchos deportistas, tiene algo que podríamos definir como elegancia”.

Por su parte, Dubra, vicepresidenta del Sodre, tenía latente el recuerdo de una foto de Cavani tomada por la artista visual Paula Delgado en la que el delantero, con el torso desnudo, posaba como Cristo. “Que tiene un físico privilegiado es algo que rompe los ojos”, afirma Dubra. “Y tiene esa imagen como de persona espiritual que contradice un poco la idea, siempre en base a generalizaciones, de lo que es un deportista”.

Lo siguiente fluyó mucho más fácil de lo que esperaban. Mail membretado del Sodre a Cavani, “como quien tira una botella con un mensaje al mar”, al decir de Dubra. Presentación del problema: los niños abandonan la ENFAS y la danza antes de los 10 años, “por presiones del entorno o del núcleo” que les cierran las puertas de la expresión personal y del ballet como posible salida profesional en Uruguay y de Uruguay al mundo. El anzuelo: elogio a su “físico esbelto”, similitudes entre el fútbol y la danza y, a Cavani, que “tal vez en otra vida podrías haber sido un bailarín de ballet”. Enviar.

Una hora después, la respuesta. Jocelyn Burgardt, pareja de Cavani, por WhatsApp: “Estamos”.

El delantero de la selección uruguaya estaba en Salto. Eran sus últimos días antes de viajar a Europa para seguir la búsqueda de equipo para la temporada 2020/2021. Cuando se le adelantó la partida que, en su momento, todo indicaba que era para firmar con Benfica de Portugal, pidió adelantar el rodaje.

Dubra contactó a Carlos Ameglio, reaizador audiovisual con vasta experiencia en campañas publicitarias que lo han llevado a trabajar con figuras mundiales del deporte (desde Luis Suárez a Usain Bolt), y comenzaron los pedidos más “rupturistas” a Cavani, cuenta Dubra. ¿Se animaba a ponerse las calzas? Sí. ¿A usar zapatillas de ballet? Sí. “Todo era un sí”, recuerda la vicepresidenta del Sodre.

El día del rodaje, Cavani llegó al Sodre junto a su hija India, de un año, y Burgardt, experta en educación y cultura y relaciones internacionales culturales, materias en las cuales se especializó en Europa, y exbailarina del Carnaval de Artigas. O sea, del palo por varios lados. Además, el jugador cayó, claro, con mate y pelota de fútbol.

Ameglio tenía en mente recrear el ambiente del estadio. Los pasillos de los vestuarios. El recorrido de un jugador que se dirige a la cancha. Esa tensión. Esa atmósfera. “Lo entendió en seguida”, recuerda el director.

“Cuando se trabaja con deportistas, a veces a algunos hay que dirigirlos más, como a los niños. Otros tienen otra inteligencia emocional. Cavani me sorprendió. Tiene un sentido del humor, una sensibilidad… Es alguien muy moderno”, cuenta. Según se desprende del testimonio de los involucrados, esa cualidad le permitió interiorizarse en y asumir la complejidad del asunto.

La ENFAS, que cumple 45 años en 2020, ofrece educación gratuita en dos áreas: danza y arte lírico. En el área de danza, los estudiantes se dividen en ballet, danza contemporánea, folklore y tango. Aunque el spot apunta a promover a la ENFAS en general, se centra en la danza y, más específicamente, en el ballet.

Hoy la escuela tiene 500 estudiantes en todo el país. El problema que detectaron Aguiar y Dubra se ve reflejado en los números del ballet: hay 148 niñas y adolescentes y 12 varones en Montevideo que se dedican a esta disciplina. En un rango etario que va de 6 a 20 años. Menos de un varón por año de edad.

Aguiar es egresado de la ENFAS. Bailó durante 18 años en el Ballet Nacional, donde llegó a ser solista, y es docente desde 1999. Además, fue maestro del Ballet Nacional entre 2013 y 2015 y coordinador académico del Área Ballet desde 2013 hasta 2019. Recuerda solo a un caso de un varón que haya egresado como bailarín de ballet después de entrar a la ENFAS antes de los 11 años de edad. Él ingresó a los 15.

Los niños pueden entrar a los 6, 7 años a preballet. A los 10 se presentan a una audición para ingresar a la carrera, que dura ocho años. A los 18, un joven puede recibirse como profesional y comenzar una carrera en la que el bailarín promedio gana entre 45 y 50 mil pesos líquidos. “Se necesita un grado de madurez importante”, dice Aguiar. “Es una edad a la que muchos están decidiendo qué hacer”.

El director artístico señala que los varones que entran a preballet son muy pocos y que casi todos abandonan antes de los 9 o 10 años. “A veces queda uno solo en un grupo en el que hay 15 niñas y él. El varón se siente solo”, cuenta. Por esta razón, la ENFAS también ofrece cursos para varones que empiezan más tarde, como fue el caso de Aguiar.

En el spot, Cavani, sobre una pieza musical compuesta por Luciano Supervielle, habla a cámara y enumera las similitudes entre lo que requieren el fútbol y la danza. Entrenamiento. Alimentación. Descanso. Escuchar a referentes. Concentración máxima. Constancia. Cuidado en los detalles. Ambos “empiezan como un entrenamiento o un juego. Pero a la larga se pueden transformar en una fuente de trabajo”, dice el Matador.

Menciona también el reconocimiento. Así como el ser uruguayo es sinónimo de valor agregado en el fútbol mundial, lo mismo está pasando ahora con el ballet. No poca responsabilidad por esto tienen los logros de María Noel Ricetto a lo largo de su carrera en los escenarios más prestigiosos del mundo y su llegada al cenit del ballet cuando recibió el Benois de la danza.

Los nervios que sentía Cavani por tener que bailar con figuras destacadas del Ballet Nacional como Ciro Tamayo, Sergio Muzzio, Jorge Ferreira, Walter Lateulade y Gabriel Scarponi, eran los mismos que sentían ellos por compartir rodaje con una de las máximas figuras del deporte uruguayo, dice Aguiar.

“Empezamos a tirar ideas. A mostrarle algunos saltos, algunos giros. Se copó y después seguía practicando”, recuerda y cuenta que, a cambio, el delantero les enseñaba algunas técnicas para patear la pelota en un ambiente muy distendido.

“El ballet tiene movimientos muy específicos. Es muy técnico. Hay movimientos muy difíciles de conseguir de un momento para el otro. Detalles como el movimiento y la posición de las manos. Hay muchas cosas que tenés que tener en cuenta. Pero como él está entrenado, la parte más dinámica fue relativamente fácil”, dice Aguiar. “De algunos movimientos decía ‘Ah, esto es como en fútbol’”. En la misma línea, Ameglio afirma que Cavani demostró tener “una idea muy coreográfica del fútbol”.

El entrenamiento da pie a otra de las similitudes que destaca Aguiar entre las dos actividades: “Son dos disciplinas de alto rendimiento que exigen mucho al cuerpo. El cuerpo se desgasta, por eso se entrena mucho la espalda y los abdominales”. Como los jugadores más longevos, los bailarines se retiran cerca de los 40 años de edad. Una edad más temprana que la de las mujeres, por el agotamiento que suponen los saltos y levantar a las bailarinas. Tras el retiro, algunos siguen en el rubro, como coreógrafos, maestros o en áreas de gestión, producción o vestuario, por ejemplo. Otros, los pocos que encuentran tiempo para estudiar entre las 7 horas diarias de ensayos, las horas extra de gimnasio y las giras por el interior y el exterior, se dedican a otras carreras tras colgar las calzas y las zapatillas.

Por otro lado, el ballet masculino tiene cero desempleo. Pero parte de la razón es el problema al que el spot apunta. La enorme mayoría de los padres sistemáticamente sacan a los niños de la ENFAS antes de los 10 años, cuando podrían empezar la carrera de bailarín. De esa manera, los niños pierden la oportunidad de adentrarse en un camino relativamente promisorio desde lo económico. Además, como en todo, según el esfuerzo y la dedicación, el ballet puede abrir puertas. Ejemplo: en agosto de este año se concretó la incorporación de Lara Delfino, Nelson López y Kauan Soares, tres bailarines del Sodre, a la Oper am Rhein, de Alemania, informó en su momento El Observador.

Sobre las 19 horas del día de rodaje, se terminó la jornada. Cerca de siete horas de trabajo honorario de todos los involucrados. Tanto Dubra, como Aguiar y Ameglio destacan la satisfacción por haber trabajado como lo hicieron con Cavani y su deseo de que esta acción ayude a romper estructuras mentales “antiguas”, en palabras del director del anuncio.

“Está genial que un futbolista les diga a los niños que el fútbol no necesariamente es la única manera de salir adelante. Para un niño de clase media uruguaya me parece un mensaje buenísimo”, afirma.

La vicepresidenta del Sodre asegura que apuntan “a los niños que dejan y a los niños que quieren seguir y que tienen que enfrentarse a situaciones o comentarios” negativos. “Que no tengan que bancarse al tío los domingos diciéndoles cualquier cosa”, ilustra Dubra. Y, tras recordar a la película Billy Elliot, se cuestiona: “Hay que ver si somos tan abiertos de cabeza. Si viene un hijo de diez años y nos dice que quiere bailar ballet”.

Es claro que el gesto de Cavani, prestarse como se prestó, fue facilitado por su situación actual que lo tiene libre de las ataduras protocolarias y burocráticas que supone tener contrato con un club de fútbol de primer nivel. Más allá de esto, Dubra destaca al jugador porque “aunque sea famoso, se necesita ser valiente para exponerse, más en un ambiente como el del fútbol, que suele ser muy machista”.

Aguiar, por su parte, dice que “la mayoría de las familias asocia a las niñas con el ballet y al niño lo lleva a la canchita. Hemos tenido muchos chiquilines con mucho talento que dejaron. Algunos, por cosas que les dicen en la escuela, por ejemplo. Queremos conseguir el apoyo del entorno para que los niños y niñas hagan lo que les guste. Muchos niños quieren bailar”.

Cavani encontró en el ballet de París un espacio sin fanáticos que lo atosigaran con pedido de selfies. Se volvió un refugio habitual. Al punto que, asegura, ya reconoce “El lago de los cisnes” cuando escucha la melodía. Y no solo eso. Cuenta Aguiar: “Habíamos terminado y Cavani estaba con una bolsa de hielo en la rodilla, que le había quedado sentida de tanto paracticar y saltar. Me miró y me dice: ‘Ese de calzas celestes… Es bueno, ¿no?’. Era Ciro Tamayo, el Primer Bailarín del Sodre. No solo cuerpo de bailarín, hasta el ojo fino tiene”.

Ovaciondigital

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