La estafa fue rápida y eficaz. La escribana indujo en error a una anciana haciéndose la amiga, ingresó a su hogar, tomó conocimiento del estado patrimonial de un inmueble ubicado en Pocitos y sugirió venderlo en exclusividad. Es decir, la engañó para ganarse su confianza, obtener información de la casa y armó un poder fraudulento con su propio papel notarial. Con el poder, la escribana y su mejor amiga hipotecaron la casa en US$ 194.000.
Los tres hijos de la anciana se enteraron de la maniobra delictiva dos días después de su fallecimiento, según la denuncia que presentó el abogado Ignacio Durán en la Fiscalía en Delitos Económicos. Durán pidió al fiscal que investigue estafa, apropiación indebida y falsificación de documento agravado por ser escribana.
La madre de los denunciantes falleció el 3 de marzo de 2020. Ello obligó a los hijos a realizar trámites para preparar la sucesión y pretendieron poner en venta el inmueble donde había vivido la familia y obviamente su madre.
En ese ínterin, una escribana que había sido compañera de trabajo hacía 30 años de la anciana, se ofrecía a los hijos de forma muy insistente a tramitar la sucesión, incluso les pasó un presupuesto para hacerla que les llamó la atención ($ 3.000). Un precio irrisorio. La escribana quería manejar la documentación para ocultar la estafa.
Una persona se interesó por la casa. Detectó que el inmueble había sido hipotecado y así lo trasmitió a los hijos.
“Al principio pensamos que era una broma de mal gusto, una tomadura de pelo para posiblemente descartar la compra, hasta que le solicitamos a este posible comprador la comprobación de esos dichos y mediante información registral que nos enviaron, confirmamos la terrible situación”, dicen los denunciantes en el escrito redactado por Durán.
En sus averiguaciones, los hijos descubren que la hipoteca de la casa fue firmada por una persona que no tenía ninguna relación con su madre y sí tenía un vínculo de amistad con la escribana.
Según la denuncia, la profesional había falsificado la firma de la anciana y elaboró un poder total para su amiga que le permitía hipotecar la casa de Pocitos que tiene un valor de mercado de US$ 350.000.
La escribana cometió un error. Estableció en un documento notarial que el supuesto poder había sido otorgado por la víctima mayor de edad el 18 de enero de 2019. No sabía que, en esa fecha, la anciana se encontraba de vacaciones en Punta del Diablo donde posee un complejo de cabañas para alquilar. Es decir, se fue desde Montevideo a Rocha a finales de diciembre del 2018 y volvió recién en un ómnibus el 5 de marzo de 2019 porque se sentía muy mal. Uno de los hijos la fue a buscar a Tres Cruces y luego la llevó al Casmu, donde quedó internada.
En la denuncia, los hijos prueban, mediante mensajes documentados y testimonios de testigos, que era “materialmente imposible” que su madre hubiera firmado el poder a una desconocida. Luego relatan que la anciana era una persona muy mesurada en sus gastos y que los préstamos que sacó en su vida no superaban los US$ 2.000. Y agregan que su madre contaba con los ingresos de los alquileres de las cabañas que le permitían solventar sus gastos y que, en caso de necesidad, tenía cerca a sus hijos para ayudarla. Es decir, jamás otorgaría un poder para pedir un préstamo de US$ 194.000, dice el escrito.
Durante la sucesión, los hijos descubren que la escribana planeaba una maniobra similar con las cabañas de Rocha.
La profesional reconoció el delito y pidió a los hijos que no la denunciaran. También les solicitó un plazo para pagar, lo cual nunca hizo.