UNA CUESTIÓN MORAL

La discusión en torno a la ampliación del área protegida Quebrada de los Cuervos no es un hecho aislado. Forma parte de una discusión que sube de volumen en todo el mundo a medida que van quedando en evidencia los efectos de un modo de vida consumista que está llevando al planeta a los límites de su resistencia.

La construcción de represas que desvían y contaminan cursos de agua dulce, la persistente extracción de petróleo, la búsqueda frenética de litio, la acumulación de chatarra electrónica, la sobre explotación del suelo con transgénicos, la mega forestación con monocultivos clonados, el abuso de pesticidas, la extinción de fauna y flora en general y en particular la dramática disminución de la población de abejas ,  toneladas de plástico contaminando los mares, la sobrepesca oceánica, la imparable emisión de gases de efecto invernadero…, todo eso y mucho más forma parte del contexto de esta discusión.

Reducir el debate a una cuestión local es achicar demasiado el horizonte. Es no comprender de qué estamos hablando. Ningún interés particular puede primar sobre el interés general. Lo que está en juego trasciende el interés departamental para adquirir no solo importancia nacional, sino mundial. El futuro de la humanidad depende de la conservación de recursos naturales como los que están amenazados en esta hermosa región de nuestro departamento. ¿Estamos realmente conscientes de eso?

Hay una cosa que repiten los pueblos originarios y los campesinos cuando se plantan contra operaciones de saqueo en sus territorios: no es inteligente destruir la casa que habitamos. Es egoísta transformar la naturaleza en mercancía y priorizar las ganancias que hoy ofrece el mercado por encima de las necesidades de las futuras generaciones. Esos argumentos irrebatibles son aplicables y decisivos en la discusión generada en torno a la ampliación del área protegida Quebrada de los Cuervos.

Recordemos que el voluminoso informe técnico de 40 páginas que fundamenta la ampliación, muestra el “resultado de las medición de 88 indicadores”, la mitad de los cuales “se encontraron en niveles inferiores al deseable.” Una de las preocupaciones es proteger la calidad del agua de los arroyos Yerbal grande, Yerbal chico y Yerbalito, que son afluentes del Olimar, río tributario del Cebollatí que desemboca en la Laguna Merín. Dice el informe que se tiene en cuenta la “gran vulnerabilidad a la contaminación debido a la importante infiltración y la velocidad de circulación del agua que se da en estos sistemas, donde eventos de contaminación puntual pueden avanzar en grandes extensiones geográficas.” Hay un registro de 47 tipos de peces en estos cursos serranos, 22 de los cuales se consideran prioritarios. A nivel de especies se registran para la región 1 anfibio, 2 aves, 2 mamíferos y 23 plantas con problemas de conservación y únicas en cuanto a su representación. Se han registrado unas 23 especies de flora prioritarias. Allí se encuentran los números más altos de especies de arácnidos prioritarias para la conservación del país.

 

Queda en claro que es urgente ampliar la amortiguación en torno a la Quebrada. Para los “Amigos de la Quebrada” que estaremos allí apoyando la ampliación, el asunto es un imperativo moral. Así de simple y así de importante. ¡Nos vemos el viernes!

Aníbal Terán Castromán