Al iniciar la madrugada del pasado domingo- día que las Fuerzas de Defensa y Seguridad estaban abocadas a su colaboración en la custodia de urnas y circuitos en las elecciones nacionales a horas de iniciarse- fueron detectadas de 3 a 4 personas y, al menos, un dron sobrevolando las instalaciones, ingresando clandestinamente al perímetro de la Planta de Explosivos del Servicio de Material y Armamento del Ejército (PESMA), ubicado en el Departamento de Florida, a unos 95 kilómetros de Montevideo, desde distintos ángulos y con claras finalidades delictivas.
Fueron repelidos los intrusos mediante diversos disparos, provinientes de los puestos de vigilancia, por parte de efectivos del Batallón de Infantería Mecanizado No. 15, que dan custodia a esta unidad industrial ,quienes aplicaron los extremos incluidos en los planes de defensa de las instalaciones.
Los delincuentes se dieron a la fuga, mientras el dron no pudo ser derribado, dándose cuenta a la Justicia , al Ministerio de Defensa y a los mandos de la Fuerza. Se trabaja en hipótesis de si los atacantes iban a por explosivos-lo cual, con la ola de violentos conflictos en la región y en medio de un duro proceso electoral local, preocuparía bastante- o si por armamento, como en anteriores y reiteradas incursiones, el año anterior, a unidades militares, casi todas , tras fusiles de asalto.
El establecimiento cuenta con 52 funcionarios, los cuales se encargan de la fabricación de los explosivos URUANFO, PEGAMUL, PESMUL, entre otros productos. Actualmente, se desarrollan materiales explosivos más potentes, para uso en el sector minero.
Lo más preocupante de las hipótesis en torno a este tema, casi todas rondando a lo que serían Grupos de Acción Directa, especialmente chequeando reacciones ante futuras incursiones, es que hechos de este porte se repitieran, ya con una estructura logística muy superior y calibrada, especialmente hacia el próximo acto de segundo turno electoral(previsto para el 24 de noviembre), que demanda la misma atención castrense que el anterior.
Además, se teme que se repita el argumento jurídico que se exponía entre 2017 y 2018, en la pasada andanada de robos de armamento individual, por el que cualquier delincuente aducía la caza como el móvil de su delito, congelando investigaciones de la saturada Justicia civil en ese punto