Cuentan que en cierto lugar del antiguo oriente, un grupo de discípulos consultaron a su maestro sobre cuál sería el mejor gobierno. Su respuesta fue: el mejor gobierno es el que no existe.
Sin duda el sabio apuntaba a un nivel óptimo de convivencia, el autogobierno de cada uno, cuando cada persona conoce el difícil arte de gobernarse a sí misma, de dirigir su vida con completa conciencia, entonces un gobierno exterior se hace innecesario.
La historia nos indica que han sido muy pocos los gobernantes interesados en elevar la sociedad hacia ese nivel óptimo. La mayoría ha preferido asegurarse su lugar de poder, para lo cual ha sido muy conveniente mantener a la gente convencida de que es necesario que haya alguien que ejerza el mando sobre los demás. Ese liderazgo se ha naturalizado al punto de que para muchos no hay alternativa posible.
En este momento electoral, los humanistas nos ubicamos muy lejos del discurso del candidato que dice que se ofrece para “hacerse cargo” y de los votantes que buscan alguien “que ponga orden”. Esa demanda de orden y esa oferta de ordenador no cuadran con el humanismo en que creemos. Por eso nuestros aportes al programa de gobierno de UNIDAD POPULAR ponen énfasis en el empoderamiento de la ciudadanía. Nuestros talleres y jornadas de reflexión apuntan a instrumentar a la gente con información acerca de sus derechos y facultades, fortaleciendo su participación ciudadana. Nuestra gestión parlamentaria está pensada para profundizar en esa línea de dar protagonismo al ciudadano de a pie para que sea cada vez menos dependiente.
El tremendo contraste que hay entre nuestra propuesta y la del resto de los partidos, nos confirma que estamos en el buen camino, y las adhesiones que constantemente recibimos nos alientan. No es fácil la tarea que nos ocupa. Mucho más fácil es la de otros que promueven la confianza en líderes y conductores al estilo tradicional, modelo que pese a haber fracasado históricamente, sigue siendo la única opción para muchos.
En pocos días tendremos a la vista el número de uruguayos que nos acompañan en esta forma diferente de concebir la política. Con mucha fuerza y convicción encaramos este último tramo de la campaña que esperamos marque un mojón histórico con el ingreso del humanismo al Parlamento de la República.
Filosóficamente coincidimos con el maestro oriental citado al comienzo de esta nota, por eso, sea cual sea el resultado electoral, seguiremos trabajando fieles a nuestra consigna: “nada por encima del ser humano, y ningún ser humano por debajo de otro”.
Aníbal Terán Castromán
Vocería del Partido Humanista, integrante de Unidad Popular
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