“Todo ha sido acordado y negociado con el gobierno” afirmaron las autoridades de la empresa, al confirmar la inversión.
El final de un largo camino. Así definió este martes la plana mayor de UPM en Uruguay el proceso que desembocó en la confirmación de que invertirá en una nueva planta de pasta de celulosa.
Encabezadas por su presidente a nivel local, Petri Hakanen, las autoridades de la empresa finlandesa ratificaron la decisión y despejaron una serie de incógnitas.
Una de ellas es el acuerdo con el gobierno para realizar un “seguimiento diario” en la obra, que permita “intervenir directa e inmediatamente a instancia de cualquiera de las partes en las consultas, diferendos y conflictos que se generen”.
Es que el diseño de un mecanismo de prevención de conflictividad era uno de los puntos que quedaban pendientes y por el cual la multinacional demoraba su definición.
Según una resolución firmada por Presidencia, serán instaladas dos oficinas del Ministerio de Trabajo, cuyo cometido será “encausar procedimientos” que permitan resolver, en el menor tiempo posible, los eventuales conflictos que se desaten en el proceso de construcción.
“Sabemos que va a ver conflictos” sostuvo el director de Negocios de UPM, Gonzalo Giambruno. El jerarca afirmó que lejos está de tratarse de un “protocolo específico” diseñado para la firma. El objetivo último, dijo, es que que “no se pase de cero a cien” en las eventuales medidas que vayan a aplicar los sindicatos.
Otro de los puntos confirmados por la empresa es que el gobierno, a través del contrato firmado, le garantizó un caudal mínimo procedente del río Negro para abastecer la nueva planta.
La cifra acordada es de 80 metros cúbicos por segundo. “Es asegurarse que, en todas las condiciones, haya un flujo de agua continuo”, se dijo desde la empresa. También que se aseguró que no se trata de una condición novedosa a nivel nacional o internacional.
Así sucede, se dijo, en la Represa de Salto Grande. “No habrá ninguna afectación a los niveles del río” se aseguró, con respecto a la posibilidad de anegación de las zonas cercanas a la planta.
Por lo expuesto por la empresa, no existe margen para cambio alguno en el contrato firmado. “Todo ha sido acordado y negociado con el gobierno”, puntualizó Hakanen.
Durante la presentación, la empresa destacó a Uruguay como un país “estratégico y confiable para invertir”, en cuanto a que su estabilidad política, jurídica y económica permite una inversión a gran escala y de largo plazo.
Es, detalló el presidente de UPM, el resultado de una política de Estado a través de decisiones clave tomadas “por todo el espectro político”.
Con todo, la empresa también tendrá otra ventaja concreta. La nueva planta en Uruguay le permitirá aumentar en 50% su capacidad productiva a nivel mundial.
Consultado, Hakanen afirmó que el negocio de la pasta de celulosa en Uruguay tiene margen para expandise. “Hay lugar para una planta más”.