Banda internacional estafó más de 100.000 dólares a varios jubilados

Imagen ilustrativa

En enero, un ciudadano venezolano fue detenido tras hacerse pasar por gerente del Brou para estafar ancianos. Esta modalidad delictiva fue advertida por la Policía en un comunicado, luego de que se registraran varios casos (o intentos) similares.

El hombre había sido llevado ante la Justicia por un caso ocurrido el 3 de diciembre, en el que logró robar 13.400 dólares de una anciana tras una estratagema. En esa ocasión se reconoció como integrantes de la banda a otro venezolano y un argentino, que operaban desde Buenos Aires y cruzaban a Colonia a cometer los ilícitos.

Esta semana, la Fiscalía amplió la formalización contra este hombre tras establecer su participación en al menos tres episodios delictivos más.

De la investigación surge que cometió durante el mes de diciembre otros tres delitos de estafa especialmente agravados.

 

Caso uno

El 7 de diciembre, una mujer de 82 años recibe una llamada telefónica de un hombre que se identificó como su nieto, indicándole que tenía información que se iba a producir una devaluación del dólar en el país. También le hace mención a la víctima acerca de un negocio inmobiliario que esta había realizado, producto del cual le quedaba un saldo importante de dinero en su cuenta bancaria, y mediante la excusa de la devaluación le solicita que retire su dinero del banco y se la entregue a un hombre que es el secretario del gerente del Banco República, que iría a retirarla y llevaría ese dinero a Montevideo.

La víctima en principio queda incrédula y el hombre le dice que por seguridad de ella anote la numeración de algunos billetes.

Inmediatamente la víctima se dirige a la sucursal del Banco República de la calle General Flores en Colonia, donde realiza un retiro de U$S 10.000.

Luego de efectuado el retiro se dirige a su domicilio a esperar al supuesto gerente del Banco República (el imputado) y cuando este arriba a su domicilio la víctima le entrega la suma. Asimismo anota la numeración de algunos billetes y el delincuente se retira luego con otro imputado que se encontraba cerca esperándolo, con el que fugan a Argentina.

Cuando la denunciante procede a llamar a su nieto para comunicarle que ya había entregado el dinero, este le manifiesta que no sabía de qué le estaba hablando, dándose cuenta la mujer que se había tratado de una estafa.

El análisis del celular del imputado permitió comprobar cómo coordinaba con otro delincuente para efectuar el seguimiento a la víctima y su casa: «va doblando», «va vestida de tal manera», por ejemplo. También aporta datos de la vivienda y su dirección.

Con el celular pudo comprobarse la coordinación con su contacto en Argentina, intermediario entre el call center que se dedica a las estafas y los operadores en Uruguay que vienen a efectuar el ilícito.

 

Caso dos

El 13 de diciembre del 2018 una mujer de 75 años de edad denuncia otra estafa similar. A las 14 de ese día recibe una llamada a su teléfono fijo. Al atender, quien la llama dice ser su nieto y ya desde el inicio de la conversación a la víctima le parece extraña la voz; al cuestionar este aspecto, quien decía ser su nieto le cuenta que se encontraba con dolor de garganta.

Luego de mantener una conversación, este le comienza a decir que sus padres fueron hasta el banco y le pregunta si no se comunicaron con ella. La mujer le dice que no y el supuesto nieto comienza a comentarle que sus padres fueron hasta el banco porque desde ahí les habían avisado que el dólar se iba a devaluar y que por este motivo había que retirar en forma urgente el dinero.

Posteriormente le comienza a consultar si tenía dinero colocado en el banco y al confirmarle la víctima que sí, le dice que lo retire de inmediato.

La mujer le informa a su marido y juntos se dirigen al banco con el fin de retirar el dinero de sus cuentas.

Al volver del banco, la vuelve a llamar quien decía ser su «nieto» al teléfono fijo y le comienza a preguntar cuánto dinero sacó, consultando monto exacto de cada moneda retirada. Luego le comenta que su tío (que es dueño de una empresa y maneja bastante dinero) se encontraba en el banco hablando con el gerente y que este iba enviar al secretario del banco a que retire el dinero por su domicilio, que debía ser colocado en un sobre a nombre del titular.

Cuando el venezolano concurre al domicilio de la víctima presentándose como el secretario del gerente del banco, la mujer le entrega U$S22.400 y $20.000.

Una vez más, el celular dio detalles de la maniobra y la coordinación con el cómplice, que dijo que «la calle se encuentra muy sola» como para vigilar la vivienda de la víctima, agregando que ve «movimientos raros» como una camioneta de la policía.

 

Caso tres

El 27 de diciembre, se produce otro caso similar aunque con un giro en la historia utilizada. Una mujer de 90 años hace denuncia por estafa, contando que había recibido un llamado telefónico de un hombre que dijo ser su nieto, que estaba con dolor de garganta, por lo que esta no le reconoció la voz.

Este le solicita que le informe la cantidad de joyas y dinero que posee en su domicilio, ya que era necesario llevarlas al banco para colocarles un chip, a los efectos de que no pierdan su valor, y que asimismo colocaría el dinero en el banco, ya que se iba a decretar un corralito bancario.

Le manifiesta que enviaría una persona que es gerente del banco a levantar dichas joyas y el dinero.

Luego se presenta quien dice ser secretario del gerente del Banco y la víctima le entrega las joyas por valor U$s 50.000 y también $160.000.

Según consta en el celular incautado, el venezolano se comunicó con su cómplice contándole que «iba a hacer lo del oro» y le comentó sobre las casas de cambio de pesos uruguayos (le especifica que va a cambiar 150.000, prácticamente lo que lo víctima había entregado) y le comenta que cambió también 4.500 dólares.

Su cómplice pasó todos los detalles para hacer creíble la historia, contando datos de la víctima gracias a su vigilancia. En una comunicación posterior, los dos delincuentes se mandan fotos de las joyas obtenidas en la maniobra, burlándose de la víctima y jactándose de la pureza del oro.

Por todos estos datos, se solicitó la ampliación de la formalización de la investigación preliminar respecto del imputado como autor de reiterados delitos de estafa especialmente agravadas en régimen de reiteración real.

Se llegó a juicio abreviado y el imputado reconoció todas las acusaciones, a fin de evitar los seis años de pena mínima por estos delitos.

El hombre admitió ser parte de una organización criminal en la ciudad de Buenos Aires que se dedica a estafar a ciudadanos de otros países, cuyas edades oscilan entre los 75 y 90 años.

Se lo condenó a la pena de tres años de penitenciaría con descuento del término de las medidas cautelares dispuestas.

La pena se cumplirá de la siguiente manera: dos años y tres meses de prisión efectiva y el resto (nueve meses) bajo libertad vigilada. También se confiscó el dinero incautado (4.750 dólares), una parte mínima de lo robado.

Montevideo