Un alto costo y muchas promesas incumplidas

Perdió su casa y no volvió a conseguir trabajo. «De todas las promesas recibidas de todos los partidos ninguna se cumplió», dijo su abogado.

¿Recuerdan al peón Hugo Leites? Se trata del trabajador rural de 54 años que se hizo conocido en todo el país en setiembre de 2017 tras denunciar por golpes y amenazas al capataz y al propietario de la estancia Flor de Ceibo, donde trabajaba. Leites había protestado por las malas condiciones laborales y el exceso de trabajo, discutió con el capataz y este lo atacó a rebencazos.

Hubo una instancia penal y otra laboral. Por esa causa, el peón vino por primera vez en su vida a Montevideo y fue recibido en la sede del Pit-Cnt, en el Parlamento y en el Ministerio de Trabajo, su historia y la foto de su espalda lesionada estuvieron en todos los medios, su rostro en todos los canales y su voz en las emisoras, tras la indignación que su caso generó. Se habló de feudalismo, de esclavitud, de precarización laboral y se inspeccionó la estancia, donde efectivamente se constataron irregularidades.

Como suele pasar, esta historia terminó olvidándose.

Este jueves al mediodía en el Juzgado Letrado de 5° Turno de Salto, presidido por la magistrada Lorena García Rodríguez, se realizó una audiencia laboral donde esta historia habría llegado a su fin. Se llegó a un acuerdo laboral donde la empresa cubrirá rubros impagos de despido, licencia, salario, salario vacacional y un porcentaje de horas extra reclamados.

Según dijo a ECOS el abogado Gabriel Cartagena, patrocinante de Leites, quedaron “muy conformes” con el acuerdo, que será depositado al contado en una cuenta bancaria. Por razones de seguridad, no quiso decir la cifra del arreglo. Pero sí destacó que “todos los rubros” fueron cubiertos.

Originalmente, lo reclamado era de 895 mil pesos. Como en toda negociación, el acuerdo final es por un monto menor.

Por caso, solo por concepto de horas extra, se pedía $ 234 mil, producto de jornadas de doce horas diarias –y no las ocho que establece la ley- desde que comenzó a trabajar el 31 de diciembre de 2016 hasta que ocurrió el incidente, el 18 de setiembre de 2017. Por ese rubro en particular solo se obtuvo el 20%, admitió Cartagena.

De esta forma, el tema laboral habría quedado finiquitado. El abogado reitera su conformidad por la resolución. La parte penal ya había culminado el 5 de diciembre de 2017, cuando la Justicia procesó sin prisión al capataz de la estancia por lesiones personales. El fiscal no había pedido nada para el dueño de la estancia, quien fuera denunciado por amenazas. Quedó en la palabra de uno contra la de otro y no hubo cargos en contra del estanciero.

¿Recuerdan al peón Hugo Leites? Para su abogado, quienes sí ya lo olvidaron fueron “los legisladores y los dirigentes sindicales” que, cuando todo estalló hace casi un año y medio, se apresuraron en hablar con él, prometerle soluciones y sacarse una foto.

“Quedó en eso nomás. Luego de todo lo que ha pasado, ninguno de los legisladores lo llamó. De todas las promesas de todos los partidos políticos, ninguno cumplió”, dijo Cartagena a ECOS.

En estos casi 17 meses, Leites se ha dedicado a la artesanía en cuero ya que no ha encontrado trabajo como peón, ni en estancias ni en frigoríficos. Hubo momentos muy difíciles. Tanto él como su esposa –maestra y sostén económico de la pareja- fueron desalojados de su casa en el barrio Calafi de Salto, por no poder solventar más el alquiler, en mayo de 2018.

El matrimonio consiguió un solución habitacional en la misma ciudad en el barrio Minervini. “Es un barrio… de gente trabajadora”, lo describe Cartagena. Ha tenido ayuda de gente particular y anónima. De los conocidos él prefiere no acordarse.

Leites no quiere hacer declaraciones. Está descreído de los políticos “y de toda la gente que le hizo promesas”, dijo su patrocinante. Creyente, prefiere esperar que Dios lo ayude, añadió. Para el Sindicato de Peones de Estancia (Sipes), integrante de la Unión Nacional de Trabajadores Rurales (Unatra), a su vez parte del Pit-Cnt, tampoco tiene palabras amables.

“Con el gremio de los trabajadores rurales no tuvimos más contacto desde setiembre de 2017 y la Mesa de Salto del Pit-Cnt cambió autoridades el año pasado, por mayo, y tampoco hubo más contacto”, señaló.

Quienes sí se han acordado de Hugo Leites son los estancieros de Salto. El peón no ha vuelto a conseguir trabajo en ninguno de esos establecimientos. “Yo sé que le hicieron la cruz, que le endilgaron la fama de ‘tipo complicado’, que reclama lo que le pertenece”, lamentó el abogado.

Ecos

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