Unas 200 personas fueron declaradas desaparecidas este viernes en el estado brasileño de Minas Gerais, tras la ruptura de tres diques mineros que contenían residuos minerales de la compañía Vale, la mayor productora mundial de hierro.
El incidente ocurrió en la localidad de Brumadinho -ubicada a 60 kilómetros de Belo Horizonte- en el sudeste de Minas Gerais, según informó el cuerpo de bomberos del lugar.
La tragedia provocó una correntada de barro que llegó al río Parapoeba y destruyó algunas casas próximas a un poblado vecino, pero las autoridades no han confirmado hasta ahora si el derrame causó víctimas mortales.
De acuerdo con los bomberos, cuatro personas han sido atendidas hasta ahora en hospitales públicos por heridas causadas por el vertido, pero su estado es estable.
El presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, quien tiene previsto visitar el lugar de la tragedia este sábado, afirmó que la mayor preocupación del gobierno en este momento es atender a las eventuales víctimas de la “grave tragedia”.
El Ejecutivo creó además un gabinete de crisis para acompañar la situación y afirmó “que todas las medidas posibles están siendo tomadas” ante la gravedad de los hechos.
Según mostraron las imágenes de televisión, el río de lodo tras la ruptura del dique ha arrasado diversas viviendas, vehículos y objetos que ha encontrado a su paso.
La minera Vale admitió que el accidente puede haber dejado víctimas. “Había empleados en el área administrativa, que fue afectada por los residuos, indicando la posibilidad, aún no confirmada, de víctimas”, informó la gigantesca minera en un comunicado.
El incidente se produce tres años después de que la ruptura de los diques de la minera Samarco, controlada por Vale y BHP Billiton, provocara la mayor catástrofe ambiental de Brasil, que causó 19 muertos y 12 desaparecidos por un vertido de residuos minerales también en el estado de Minas Gerais.
La tragedia de entonces generó una ola de siete millones de metros cúbicos de residuos minerales (níquel, sílice y hierro), mezclada con otros 55 millones de metros cúbicos de agua. En consecuencia de aquel incidente 280.000 personas estuvieron sin agua potable y miles de animales murieron.
El tsunami de barro y desechos mineros alcanzó el océano Atlántico y se calcula que se extendió hasta 9 kilómetros desde la desembocadura del río Doce.
En aquel entonces, el Ministerio de Medio Ambiente indicaba que el deslave de barro recorrió 650 kilómetros en 16 días a lo largo del río Doce y llegó hasta el mar en la tarde del sábado en el litoral de Regencia (Estado de Espirito Santo), dándole un color acre.
Días después del incidente fue construída una barrera de protección de 9 kilómetros con la intención de proteger la fauna y la flora del lugar.
“Es increíble: tres años y dos meses después de Mariana, otro accidente en la misma región y con las mismas características. Podemos decir que no hubo ningún avance respecto a medidas de gobierno ni a prácticas empresariales. Y en lugar de eso, volvemos a discutir las licencias automáticas de obras”, dijo a AFP el director de campaña de Greenpeace Brasil, Nilo D’Avila.