Se contactaba con hombres en un chat, obtenía su teléfono y entablaban un chat erótico.
La Justicia determinó la prisión por tres años para un hombre de 41 años de iniciales M.G.R.S. por estafa agravado. Como él ya se encontraba recluido desde febrero en la Unidad 13 del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), la excárcel de Las Rosas en Maldonado, por otros delitos, esa condena comenzará a purgarla ni bien termine la actual.
Y es desde Las Rosas que este hombre cometía las estafas.
Las maniobras comenzaron en abril. Era todo un acting. A través de un chat, comenzaba a vincularse con hombres haciéndose pasar por mujer. Obtenía así el nombre del incauto y su teléfono celular.
Desde ahí seguían chateando. Eso incluía diálogos eróticos y envío de fotografías con contenido sexual (que, por supuesto, no eran suyas).
Según el petitorio de la fiscal Fanny Malán, de Young, el hombre que caía en la trampa recibía un mensaje supuestamente de la madre de la mujer con la que había chateado. Esta le manifestaba su enojo, le decía que había estado hablando con una mejor, lo trataba de pederasta, lo insultaba y amenazaba con denunciarlo.
Posteriormente, ya a través de una llamada de celular, se comunicaba con él un hombre que se identificaba como policía y lo extorsionaba para no denunciarlo ante el fiscal. Le pedía giros que iban desde mil a 15.000 pesos, incluso aceptaba recargas de celular. En algunos casos, hablaba de «comisiones» para terceros (como un supuesto «comisario»).
La logística del estafador implicaba disponer hasta de ocho celulares en la cárcel.
La pareja del estafador u otros conocidos eran quienes cobraban esas extorsiones.
La investigación de la Fiscalía menciona a ocho víctimas y una maniobra que rondaba los dos millones de pesos.