Unos 3 años al INAU por asesinar

Asesinada en Salinas

El juez Marcos Seijas, de Atlántida, hizo lugar al petitorio de la fiscal Darviña Viera y condenó a la adolescente R.N.M.M. a tres años de internación en dependencias del Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU) por tres años por una «infracción gravísima a nivel penal». Esto es, el homicidio de Ana Claudia Ferreira Albornoz, una mujer de 45 años que salía de su trabajo en la Ancap ubicada en el límite entre Pinamar y Neptunia, cerca de la medianoche del 29 de mayo.

La joven tenía 17 años al momento del asesinato. R.M.M. mató de una puñalada a Claudia Ferreira, cuando esta se resistió al robo de su cartera, mientras iba a su casa en Neptunia. La víctima tenía un hijo cerca de cumplir dos años.

Ese homicidio provocó una onda indignación en el Municipio de Salinas, y en todo el país.

Según la acusación de la fiscal, esa noche la adolescente y R.E.B.S, mayor de edad, circulaban en la zona en una moto Winner C110 azul propiedad de este último, buscando víctimas de rapiña o arrebato. A las 23.50 interceptaron a Claudia Ferreira, en la esquina de Arazatí y Zapicán, a cuadra y media de su casa. Como se resistió al robo, la joven le asestó «una o dos puñaladas» antes de huir en el birrodado.

La mujer, herida en el corazón, en el ventrículo derecho, murió por las hemorragias agudas. Solo tenía cien pesos consigo.

La abogada de oficio de la joven, Tatiana Miraballes, dijo ante la jueza que no había prueba suficiente para inculpar a su defendida, y culpó del homicidio al hombre que conducía la moto, que fue enviado a prisión preventiva. Según su versión, R.E.B.S. invitó a la menor a «tomar vino» y fue él el autor de la muerte.

El expediente judicial indica que el día antes de la muerte, víctima y victimario se habían visto las caras. Claudia Ferreira «había atendido a R.M. cuando ésta concurrió a ANCAP Neptunia a cambiar 100 dólares fotocopiados y sustraídos en un arrebato».

En ninguno de los arrebatos anteriores realizados por la pareja -algunos de los cuales habían sido filmados y habían sido objeto de actuación judicial- se habían usado armas. En este caso, la joven dejó su lugar de acompañante y atacó a Ferreira a pie.

 

Ante la Justicia, el mayor que conducía la moto no dudó en inculpar a la joven. Dijo que al detectar a su víctima, la adolescente se bajó y él se adelantó unos metros. Escuchó discusiones -«Querés plata, andá a laburar», escuchó decirle a la después fallecida- y luego R.N.M.M. se subió al birrodado y le dijo: «vamonos». «No me daba la cartera y le di una puñalada», dice que le dijo. Afirmó desconocer que tenía un arma con ella; de hecho, nunca llevaba una.

Sin embargo, la joven dijo que la muerte de la mujer estuvo a manos del mayor, que se bajó a discutir con ella en la calle. R.N.M.M. dijo que no intervino porque pensaba que era una expareja del imputado.

Ningún testigo corroboró esta última versión.

La madre de R.N.M.M. declaró que su hija no salió a la calle entre el 28 y el 31 de mayo, castigada por haber llegado como «drogada» a su casa. Sin embargo, se georreferenció al teléfono celular de la menor cerca del lugar del homicidio, en la hora que ocurrió.

Ecos

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