En Uruguay cada niño que nace, cuando crezca será el 60% de lo productivo que podría haber sido en caso de tener una educación completa y una salud plena. Este dato surge de un Índice de Capital Humano realizado por el Banco Mundial, que con datos calculados para 157 países se buscó determinar cuál es la productividad de la próxima generación de trabajadores.
En este contexto, el informe de la institución posicionó a Uruguay en el puesto 68 del ranking, mostrando su mayor debilidad en la permanencia de los jóvenes dentro del sistema educativo.
Según comentó a la prensa el líder del Programa de Educación y Salud del Banco Mundial, Rafael Rofman, el mayor problema que tiene Uruguay es el abandono en el sistema educativo, que en la actualidad presenta la más alta deserción de toda América Latina.
En este sentido, un informe del estado de la educación en Uruguay 2015-2016 del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed), sostiene que el sistema educativo uruguayo tiene «un problema crítico», ya que un 60% de la población de 24 años no ha logrado culminar la educación media y por lo tanto la escolarización obligatoria.
Basado en datos aportados por las pruebas PISA y en caso de contar con esa información a partir de encuestas, el índice realizado por el Banco Mundial llegó a la conclusión de que en Uruguay se espera que un niño que comienza la escuela a los 4 años termina de completar 11,8 años de escolaridad al cumplir los 18 años.
Sin embargo, apunta el informe, cuando se toma en cuenta “lo que los niños aprenden realmente, la cantidad de años de escolaridad esperados es de solo 8,4” o sea, lo que realmente aprendió si se ajusta ese número en función de la calidad del aprendizaje. De todas formas, Rofman destacó que esta brecha de 3,4 es buena en comparación al resto de América Latina, aunque no lo es tanto si se compara con la de los países de la OCDE
En los países de ingresos altos los años de escolaridad esperada son 13,3, mientras que los años esperados ajustados por aprendizaje son 10,8, o sea que la brecha es de 2,5 años (un 19%). En Uruguay esos 3,4 años de brecha implican un 29%.
A su vez, entre 2012 y 2017, el valor de Uruguay se incrementó de 0,59 a 0,60, ubicándose por encima del promedio de la región, pero por debajo de países como Chile, Costa Rica y Argentina.
En la comparación con Argentina, si Uruguay tuviera el mismo nivel de permanencia en el sistema educativo de Argentina, el índice de Uruguay pasaría a ser 0,624 lo que lo colocaría aproximadamente en el puesto 55 del ranking.
El especialista destacó además que Uruguay presenta una complejidad institucional que “no ayuda”.
“Uruguay está muy parecido a como lo estaba hace algunos años, lo cual es malo. Es un país que presenta cambios muy lentos, en razón de su complejidad institucional, que deriva en procesos de debates públicos muy complicados por el sistema que no tiene capacidad de flexibilizarse. Existe una mayor inercia que dificulta el avance en determinadas cuestiones a mediano plazo”, manifestó Rofman.
Para realizar el estudio, se tomaron en cuenta cinco indicadores: probabilidad de sobrevivir hasta los 5 años, cantidad de años de escolaridad, puntajes de exámenes como medida de calidad de aprendizaje, proporción de niños que no presentan retraso en el crecimiento y tasa de supervivencia de los adultos.
“El capital humano –la suma de los conocimientos, aptitudes y salud que una población acumula a lo largo de su vida – son un factor clave para explicar índices sostenidos de desarrollo y crecimiento económico, así como en la reducción de la pobreza en muchos países durante el siglo XX”, destaca el informe.