Tensión en el gobierno

Pocas horas después que se difundió la noticia que el Poder Ejecutivo había decidido sancionar con 30 días de arresto a rigor al comandante en jefe del Ejército por hacer declaraciones políticas en forma pública, Guido Manini Ríos recibió por Whatsapp un mensaje que llamaba a recibirlo en el aeropuerto de Carrasco en unos días, cuando el jefe de la fuerza de tierra regrese de México.

“18 de setiembre a las 0025 horas todos al Aeropuerto de Carrasco a recibir al Señor Comandante en Jefe Guido Manini Ríos”, fue la imagen de fondo negro y letras blancas que recibió el comandante del Ejército al igual que otros miles de militares en actividad y retirados. Los propulsores de la movida eran fundamentalmente asociaciones de retirados que tras indignarse por la decisión del gobierno activaron una campaña de respaldo.

Esa no fue la única muestra de apoyo que Manini Ríos recibió en México antes y después que el ministro de Defensa Jorge Menéndez levantara el teléfono para notificarle la sanción. El comandante también supo de parte de uno de sus principales colaboradores que contaba con el sostén absoluto de todos sus generales. “No hay fisuras”, dijo uno de ellos a El Observador.

Tras leer la convocatoria que se estaba difundiendo para recibirlo en el aeropuerto, Manini Ríos pidió bajarle el perfil al tema de forma inmediata porque no quería sumar un nuevo foco de tensión con el gobierno.

La sanción del gobierno de Tabaré Vázquez al jefe del Ejército no llegó en un momento más, sino en uno de particular complejidad en el vínculo entre las Fuerzas Armadas y la administración del Frente Amplio. No importa a qué fuerza se le consulte, la respuesta es la misma. Hablan de una instancia de tirantez que está dominada por la coexistencia de varios ancos abiertos.

El tratamiento de la reforma del Servicio de Retiros y Pensiones de las Fuerzas Armadas en las cámaras parlamentarias, el inicio de la consideración de la nueva Ley Orgánica Militar en comisión, la reforma de la educación militar y la actuación de la Fiscalía Especializada en Crímenes de Lesa Humanidad provocaron varios cortocircuitos entre las partes. Algunas de las decisiones inconsultas que se adoptaron en el marco de estos grandes temas sumado a pequeñas batallas que las Fuerzas Armadas ven que pierden a diario (como el hecho que en reiteradas ocasiones se les negó la posibilidad de asistir a cursos de formación en el exterior por invitación de gobiernos extranjeros bajo pretexto de que el viaje no estaba planificado) terminó por congurar una situación de ofuscación en la interna de las fuerzas.

A este panorama se le suma un elemento que no es menor. No hay una conanza de trabajo ganada entre el alto mando militar y el ministro del ramo, a quienes ven como un secretario de Estado que no deende los intereses de sus subordinados y que dentro del gabinete es de los ministros al que más le cuesta lograr una audiencia con el presidente, lo que incluso le puede llevar algunos días. De hecho, en más de una ocasión la comandancia de la fuerza ha preferido tratar determinados asuntos de forma directa con Vázquez antes de sufrir el filtro de Menéndez. “Está bien”, es la muletilla que el ministro les suele contestar a los comandantes cuando escucha un planteo o visión discrepante sobre algún tema.

Menéndez aseguró que Manini Ríos cometió “una serie de faltas” que derivaron en el arresto a rigor por 30 días y agregó que se lo comunicó telefónicamente debido a que Manini Ríos se encuentra en una misión oficial en México.

“Fueron faltas a la disciplina que están establecidas en el reglamento del Ejército (…) Se determinaron cuáles había cometido el comandante en jefe y se llevó adelante la resolución”, explicó en rueda de prensa tras comparecer ante la comisión de Defensa de la Cámara de Diputados por la reforma de la Ley Orgánica Militar.

 

De esta forma, Menéndez descartó que la sanción haya sido por violar el artículo 77 de la Constitución que establece que los militares no pueden hacer consideraciones políticas. Sin embargo, esa explicación de Menéndez entró en contradicción con lo que dijo el ministro de Economía, Danilo Astori, este martes en su visita a la Rural del Prado. El secretario de Estado señaló que la sanción que el Poder Ejecutivo le aplicó al comandante
del Ejército fue «por una desviación que no está admitida en la Constitución».

En una entrevista con el programa radial Todo pasa, difundida el miércoles 5, Manini Ríos contradijo las apreciaciones que el ministro de Trabajo, Ernesto Murro, hizo luego que el Frente Amplio aprobara en el Senado el proyecto de reforma de la caja militar.

Murro fundamentó que la reforma del Servicio de Retiros y Pensiones de las Fuerzas Armadas será “generosa y gradual” y beneciosa para los militares. Pero el comandante en jefe del Ejército discrepó con el comentario del ministro. “No le puedo atribuir de ninguna manera al ministro mala fe, ni puedo ni siquiera creer, y no lo creo, que mienta a sabiendas”, dijo Manini.

Y agregó: “Simplemente creo que no está bien informado. Si el señor ministro agarrara una calculadora y tomara los términos de la ley y la realidad de nuestros soldados, se va a dar cuenta de que lo que digo es así. El solado va a tener que hacer más años para irse con la mitad” de su salario, dijo el comandante en jefe. Sobre este punto, Astori contestó este martes que Manini Ríos hizo un «error de análisis» y que «no es cierto» lo que él dice.

Esas fueron las últimas declaraciones públicas del comandante en jefe pero, según explicó Menéndez, la sanción no se debe solo a estas declaraciones sino a una serie de faltas. “Hubo observaciones y otro tipo de medidas”, dijo.

El ministro explicó que el arresto a rigor, que se aplicará una vez que Manini Ríos regrese al país el próximo lunes, se debe cumplir en un lugar que tiene que ver con la organización pero no donde desempeña sus funciones regularmente. El comandante en jefe tiene la posibilidad de recurrir la decisión.

Observador

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