80 Millones de dólares tirados en contenedores

Ancap no sabe qué hacer con el horno «número 3» que compró para la planta de cemento de Paysandú y que nunca instaló, y tampoco tiene claro cuánto puede costar en caso de que quisiera venderlo. Así lo reconoció en la respuesta a un pedido de informes del senador nacionalista Álvaro Delgado.

En la contestación al legislador se indica que «los componentes del sistema horno 3 se encuentran en la planta de pórtland Paysandú y aquellos diseñados para trabajar a la intemperie están almacenados en esa condición, el resto se encuentra en contenedores adecuadamente acondicionados». Los materiales eléctricos no fueron desempacados para preservar su conservación.

«Se están evaluando distintas iniciativas», se limitó a responder Ancap a Delgado ante la pregunta de qué se piensa hacer con el horno. Tampoco está en condiciones de evaluar su precio actual en el mercado. «No es posible determinar un costo de mercado para un horno de las características del que es objeto del pedido de informes, por cuanto ello depende de una serie de circunstancias, tales como las del proyecto específico de que se trate, los precios internacionales de los insumos; condiciones de mercado locales y regionales que pueden afectar el precio del equipamiento en un momento dado, como por ejemplo, sobrecapacidad instalada, demanda de nuevos proyectos, existencia o no de plantas que están a la venta, etcétera», dice la respuesta.

El horno es un problema para Ancap. Fue comprado hace cinco años en US$ 80 millones y no está claro si el equipamiento todavía está cubierto por garantías. Sus piezas están dispersas en un centenar de contenedores en las afueras de la ciudad de Paysandú desde hace más de un año.

Su instalación requeriría US$ 100 millones adicionales más. A comienzos de este año la presidenta de Ancap, Marta Jara, dijo que la instalación del horno no era viable por el momento porque no había un nivel de demanda que lo justificara. Los cálculos de los técnicos de Ancap indican que recién para 2023 se recuperaría la inversión en la medida en que se puedan exportar 750.000 toneladas anuales de cemento, más del doble de lo que Ancap produce en la actualidad.

Las posibilidades de exportar cemento de Ancap están muy acotadas y la empresa ha debido, incluso, comprar a veces producción a su competidora «Cementos Artigas» para poder atender los requerimientos de su competencia.

«Cementos Artigas» tiene su planta en Lavalleja, prácticamente enfrente de la planta de Ancap en las cercanías de Minas, pero, a diferencia de esta, es superavitaria.

El sindicato de Ancap quiere que se instale el horno. Ayer realizó una jornada en Paysandú, a la que asistió el intendente Guillermo Caraballo. El presidente del gremio, Edwin Villero, dijo a El País que se está elaborando una propuesta técnica para que se monte al menos parcialmente. Para el sindicato es fundamental que se instale para darle viabilidad al negocio que viene arrojando pérdidas desde hace años. El gremio ha dicho que entiende que el horno podría ser fundamental para abastecer de cemento a las obras de construcción de la eventual nueva planta de UPM. En los últimos quince años la división de cemento acumuló un rojo de nada menos que US$ 207 millones. Para este año se calcula que se perderán unos US$ 15 millones adicionales. Este año Ancap definió que intentará equilibrar las cuentas de la división de cemento para 2019.

De todas formas, las cifras de la división «están un poco mejor» comentaron fuentes de Ancap. En eso incide que este año se está usando en las plantas de Minas y Paysandú carbón de coke, que es una opción algo más barata. Además se logró incrementar algo la producción, lo que reduce los costos fijos. También se bajaron otras erogaciones con la reducción del personal de las empresas tercerizadas que cuidaban las áreas verdes y brindaban los servicios de seguridad en las plantas.

Ancap comenzó a producir cemento en la planta de Minas en 1956. Entre 1963 y 2008 no se realizaron inversiones importantes en la división de cemento. En 2008 se inauguró el segundo horno de la planta de Paysandú. En la planta de cemento sanducera trabajan 300 personas, de las cuales 175 son funcionarios propios de Ancap. En Minas se desempeñan 245 personas de las cuales unas 140 integran la plantilla de Ancap.

La intención de Ancap es reducir 60 cargos en la división de cementos y abatir costos en US$ 20 millones en dos años. El organismo tomó en enero la decisión de mantener sus dos plantas funcionando y bajo propiedad estatal. No espera incrementar mucho su producción y apuesta a mejorar sus resultados básicamente a través del abatimiento de costos. Jara dijo en enero a El País que hacen «un análisis profundo todos los días». Sobre el horno de Paysandú, sostuvo: «No hay un escenario que lo justifique. El mercado es limitado. Las plantas aún no funcionan una cantidad de días adecuada. Claro que nunca se va a dejar de hacer un esfuerzo comercial por exportar».

ElPais

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