Lo dijo el Ministro Jorge Basso, está en actas del Parlamento: “La Salud se ha convertido en un negocio redituable para las grandes farmacéuticas que amparadas en el uso de patentes cobran precios exorbitantes”.
En el mismo sentido ha dicho varias veces el subsecretario del Ministerio de Salud, Jorge Quian, que “la farmacéutica es la industria más poderosa del mundo, más que la industria del petróleo y de las armas.”
Los laboratorios extranjeros tienen en nuestro país total libertad para fijar el precio de sus medicamentos. Eso lleva a situaciones insólitas. Hay casos en los que existe una diferencia enorme entre el precio del mismo medicamento en Uruguay y en otros países de la región. Un ejemplo es el fármaco de origen alemán llamado Imurán, que es importado por el laboratorio británico Glaxo Smith kline. En Uruguay, este medicamento es vendido a $22.600, mientras que en Brasil, Argentina o Paraguay su precio ronda entre los $2.500 y $3.500.
Es evidente que falta voluntad política para enfrentar al poder de los grandes laboratorios que lucran con la venta de medicamentos. La iniciativa de Unidad Popular presentada esta semana, para derogar el Artículo 448 de la Ley 19.355 que blinda al gobierno ante demandas de medicamentos fuera de su lista autorizada, solo obtuvo seis votos en la Cámara de Representantes. Al fundamentar la propuesta, el Diputado de la UP Carlos Pérez dijo – también está en actas- que lo que corresponde es “enfrentarse al poder de estas grandes farmacéuticas y no someterse a ellas tan livianamente.”
Esta iniciativa de la UP está en armonía con su programa de gobierno que propone un “Sistema Nacional de Salud, Estatal, Público, Único y Gratuito”. El programa dice: “El acceso a estudios, medicamentos y tratamientos, es parte esencial del derecho a la salud, por tanto serán garantizados y suministrados a toda la población que lo requiera por prescripción médica. El mismo será gratuito a toda la población, sin tickets ni otros gastos de bolsillo al recibir atención. El Estado se hará cargo del costo de todos los medicamentos, técnicas de diagnóstico y tratamientos, cuya eficacia sea científicamente demostrada, aun cuando no sean realizadas en nuestro país.” Específicamente sobre “Política de medicamentos”, dice: “La producción nacional de medicamentos ahorrará enormemente los gastos en salud, ya que aumenta unas 10 veces el valor al público, en relación a los gastos de producción. La experiencia con Dorrego, Hospital de Clínicas y Militar ha sido buena, a pesar de su desmantelamiento por otros intereses. Se elaborará un vademécum único obligatorio. En las recetas se indicarán principios activos, y no nombres comerciales. El estado regulará precios y controlará calidad, de manera que se asegure accesibilidad, calidad y racionalización de su uso. ”
Otro detalle importante es el reconocimiento oficial a otras formas de medicina que no dependen de los grandes laboratorios que ofrecen medicación de síntesis química. Dice el programa de la UP: “Se incorporará gratuitamente para la población, la Medicina de Alternativa además de la tradicional (acupuntura, digitopuntura, homeopatía, etc.).”
Es bueno saber que no todo el espectro político se somete resignado al poder de las grandes multinacionales del negocio farmacológico. Existe un Partido que no admite lo que el Ministro Baso define como “un negocio redituable para las grandes farmacéuticas que amparadas en el uso de patentes cobran precios exorbitantes”.
Aníbal Terán Castromán
Partido Humanista
Unidad Popular