Sin control

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El relacionamiento de la principal industria láctea, Conaprole, con su gremio evidencia un notorio desgaste y pérdida de control sobre la gestión de la empresa. La cooperativa no pudo sancionar a funcionarios por mala conducta y denunció agresiones físicas a trabajadores de empresas tercerizadas, según dijeron los ejecutivos de la cooperativa ante la Comisión Especial de Cooperativismo de Diputados esta semana.

Actualmente la industria enfrenta un conflicto porque el sindincato decidió no realizar horas extras, no trabajar en horario de descanso, ni cubrir los niveles de ausentismo que ronda el 20%. El director de Conaprole, Gabriel Fernández, alertó que esta situación «hace inviable mantener niveles de producción razonables» y que ello ya se está llevando a que en los comercios de todo el país haya faltantes de productores de esa empresa, salvo la leche fresca, según consta en la versión taquigráfica.

Además, comentó que la empresa debe lidiar con un sistema «impuesto por la vía de los hechos», en la cual funcionarios de un sector no pueden pasar a otro para cumplir tareas con la misma jerarquía y remuneración. Asimismo, la dirección considera «desproporcionado» el reclamo de volver a pagar un prima por antigüedad previo a 1993 como pretende la Asociación de Obreros y Empleados de Conaprole (AOEC).

 

«Eso implica volver a un sistema de pago de la antigüedad que es anacrónico, porque hay algunos casos en los cuales el salario de una persona se llega a componer del mismo monto por su antigüedad que por su función», cuestionó Fernández. Argumentó que como Conaprole «no está dispuesta a aumentar costos», no comparte el planteo de modificar esa partida que se rige por un convenio vigente entre las partes.

El gerente de Recursos Humanos, Gabriel Calabuig, relató ante las legisladores los conflictos que debió lidiar Conaprole entre noviembre de 2017 -cuando se creó un ámbito tripartito con el Ministerio de Trabajo para discutir lo que reclama el gremio- y junio de este año.

«En plena zafra de verano se produjeron reiterados paros y conflictos en el sector helados, con la complejidad que significa afectar en verano a la línea de producción que más contribuye en esa época del año», indicó.

Asimismo, en plena zafra, en el sector subproductos se realizaron asambleas que duraban hasta cuatro horas. Durante el verano también se vieron afectadas las tareas de empresas contratadas para los servicios de reposición en las grandes superficies y grandes supermercados, a lo largo y ancho del país, según Calabuig.

 

Por otro lado, en mayo Conaprole sufrió un «insuceso» en su planta de Villa Rodríguez. El gerente de RRHH contó que «unos funcionarios» estaba realizando un asado cuando «explotó uno de los bidones» que estaba en la inmediaciones. Uno de los operarios sufrió quemaduras graves y fue atendido por el BSE. «El gremio impidió que se realizara un sumario,bajo amenaza de apagar las calderas de ese complejo. Ese es uno de los principales complejos industriales de Conaprole», indicó Calabuig.

Luego el jerarca continuó detallando otros episodios como el bloqueo el pasado 16 de junio del sindicato «al ingreso y la realización de tareas por parte de una empresa que hasta el día de hoy no ha podido empezar». «Como consecuencia de ello, debimos cancelar la labor de técnicos que venían de la Unión Europea a realizar trabajos en el final de líneas de helados. Ese es uno del sinnúmero de perjuicios que ha causado este conflicto, y que no pasan por trabajar a reglamento», rechazó el ejecutivo de Conaprole.

Por otro lado, negó que un acuerdo firmado en junio de 1999 habilita al gremio a bloquear el ingreso de empresas tercerizadas, sino que solo establece que Conaprole debe informar a los trabajadores para que brinden su opinión u opciones alternativas. «En ningún momento se le otorga al sindicato la potestad de vetar quién ingresa a trabajar a Conaprole y quién no», aseguró Calabuig.

«Quien recoge la leche en el tambo en Nueva Zelanda es el transportista, que llega a la planta, conecta las mangueras de su camión cisterna y descarga. Acá, debemos destinar más de cuarenta funcionarios, cuya tarea es solo esperar el camión, conectarlo y descargarlo», dijo Calabuig.

Pero los problemas del sindicato con empresas tercerizadas no se limitaron a amenazas, sino que también se registraron episodios de violencia física, según denunció el gerente de RRHH de la cooperativa ante el Parlamento.

«Se debió tomar alguna medida disciplinaria, alguna grave,como consecuencia de una amenaza psicológica y física contra trabajadores de empresas contratadas. Hay un ejemplo muy representativo de un trabajador golpeando con un hierro andamios y propiedades de Conaprole. Se le apersonan a trabajadores de empresas contratadas, hay actas notariales que lo prueban, amenazando con que no pueden trabajar, que se tienen que retirar, que si trabajan ahí no van a trabajar más en ninguna planta de Conaprole», denunció Calabuig.

El gerente recordó que desde el 16 de junio Conaprole presentó ante la Dirección Nacional de Trabajo «cerca de treinta notas formalizando excesos, incumplimientos y riesgo inminente de pérdida de materia prima» como consecuencia de las medidas de su sindicato.

«La cooperativa se encuentra preocupada. En varias oportunidades la cooperativa ha compartido con su sindicato la necesidad de estar preparada para competir con el mundo, porque la realidad del mercado lácteo así nos lo impone», dijo Fernández.

Observador

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