En una esquina del cuadrilátero, el sentido práctico quiere aplicarle un baño de siglo XXI a los dos elementos más característicos de la educación pública de Uruguay: la túnica blanca y la moña azul. Del otro lado, la tradición de un símbolo nacional lucha por mantenerse con vida.
El primer golpe lo lanza un grupo de madres y padres: «La moña está pasada de moda». Los defensores del mayor legado de José Pedro Varela amortiguan el ataque: «La moña nos recuerda los principios primordiales del modelo de educación ideado por Varela: todos somos iguales detrás del guardapolvo».
El viernes antes de las vacaciones de invierno, los maestros analizaron en la Asamblea Técnico-Docente (ATD) la modificación del uniforme escolar. Es que a principios de este año un grupo de padres de Florida le envió una carta al presidente del Codicen, Wilson Netto: «Proponemos una túnica que no discrimine, el mismo modelo para ambos sexos, de color verde, que refleje la posibilidad de vida en el planeta», decía.
Esa carta, que había sido enviada a los pocos días del comienzo de clases, fue reenviada por Netto al consejo de Primaria. Y los consejeros, a su vez, se la mandaron a la ATD para que sean los docentes los que tomen postura. Ya en 2015 había habido una movida similar, a través de una recolección de firmas online, pero aquella vez había sido el propio consejo el que vetó la idea.
Uno de los postulados de los padres que firmaron la solicitud de este 2018, es similar al que motivó la movida de 2015: «La túnica con moña ya ha cumplido un ciclo en nuestra educación, marca un símbolo de otra época (…) como también lo fue el banco», dicen.
Hace 65 años que en la escuela pública se usa la moña, un identificativo que sirvió para distinguirse de los escudos de los colegios privados y para acceder a los beneficios del boleto gratis en el ómnibus.
Pero para los padres firmantes de la carta, más que una moña se trata de un «trapo azul» que «complica las actividades lúdicas» y que les sirve a los docentes para «rezongar a los portadores de la no moña».
El cambio del color de la túnica, sin embargo, es «innovador», sostienen. Según los firmantes, el blanco «muestra en su mayor esplendor la actividad infantil» y muchas veces sirve para criticar a los adultos responsables «por la invasión de colores».
El consejero Héctor Florit, en cambio, lo ve exactamente al revés: «El blanco está asociado a la higiene, a la facilidad de la limpieza y no es casual que en otras profesiones (como en la salud) se opte por túnicas blancas», argumentó.
Para los maestros, señaló Florit, la túnica blanca es todo un símbolo: «es la minimización de las diferencias y, a la vez, la identificación con la escuela pública». Y eso, dijo, «no tiene que ver con razones comerciales» y con una empresa de jabón de ropa que dona 5.000 túnicas blancas cada año lectivo. El consejero explicó: «No le encuentro sentido a sustituir el color por verde, violeta o el que fuere, porque la túnica solo busca minimizar las desigualdades y proteger la vestimenta que cada niño trae debajo de ella».
En la carta a Netto, los padres dejan claro que no es solo un tema de color, sino de que la túnica «fomenta el estereotipo de varón-mujer». La misiva aclara que la túnica «promueve la falta de autosuficiencia en niñas pequeñas y el contorsionismo en las más grandes a la hora de proceder a abotonarla».
Pero Florit indicó que cada padre le pone a su hijo «el diseño que quiere». En base a todos los argumentos, los consejeros de Primaria entienden que no hay justificación para cambiar el uniforme, pero «como ya ha habido polémica, se prefirió hacer la consulta escolar a través de las ATD». Los resultados de esta consulta recién se conocerán luego del 27 de julio, cuando los delegados eleven los informes departamentales. Algunos maestros dijeron que es «una pérdida de tiempo» cuando se debate la Rendición de Cuentas y que «ni siquiera es un asunto pedagógico».
Hoy miércoles en rueda de prensa, Netto opinó al respecto y dijo que este tipo de propuestas «son temáticas que se reciben aisladamente» y que por ello «se considera como todos los planteos que se reciben».
Si bien señaló que el tema será analizado por Primaria, opinó que a su entender «simboliza mucho la túnica y la moña» y que no lo cambiaría «por tema de practicidad».
“La túnica y la moña de la educación Primaria son un claro símbolo de oportunidad, de igualdad”, concluyó.
Sucedió en el Mundial de Rusia: unos hinchas uruguayos agradecieron al maestro Óscar Tabárez vistiendo como escolares. «Ninguna institución educativa tiene un símbolo tan fuerte que la represente como la moña y la túnica de la escuela pública», explicó Fernando Rius, docente de Semiótica en la Universidad de la República. «La moña y la túnica constituyen el atuendo de una institución «cara» casi sagrada, para los uruguayos. En el imaginario colectivo la efigie de (José Pedro) Varela, esa que aparecía en los cuadernos grises, y sus valores están representados en esta indumentaria», sostiene. Pero los padres que pidieron el cambio no critican los valores, sino que defienden «un cambio de paradigma». Según ellos, la «educación que en su momento fue revolucionaria, hoy nos inmoviliza: se acabaron los castigos, los bancos» y por tanto quieren un nuevo guardapolvo. Pero detrás del cambio, dijo Rius, «se moviliza la carga afectiva de los símbolos».