Libertad «vigilada» para los que golpearon a un compañero de trabajo discapacitado

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Al empleado negro le ataron las manos y le pegaron una cinta aisladora en su cabeza en forma de cruz. Lo tomaron del cuello y le golpearon en el rostro. Lo amenazaron y lo insultaron. Y con una cuerda lo ataron contra la puerta del baño. Lo inmovilizaron apretándole el cuello.

El hombre, que padece un retraso mental, pedía que por favor se detuvieran. Les rogó que no jugaran así con él porque sufría de asma. Pero los agresores continuaron. También le ataron sus pies. En el video que vio la fiscalía se contaron 37 cachetadas.

Estos son alguno de los detalles que publicó la Fiscalía de Corte sobre el caso que sucedió en la estación de servicio,después de acceder a los dos videos que el propietario del negocio presentó como material para hacer efectiva la denuncia contra los agresores.

La reconstrucción que hizo la fiscal Mirtha Morales, que incorporó en su resolución de condena, no se omiten los detalles que demuestran la dimensión de la violencia.

En uno de los pasajes del documento, la fiscal cuenta: «Comienzan a darle cachetadas en la cabeza, lo amenazan e insultan en varias oportunidades (…) DU vuelve a tomarlo del cuello nuevamente, y CL procede a atarlo a la puerta del baño, antes inmovilizándolo tomándolo por el cuello, manifestando la víctima que lo soltaran y que no jugaran así con él que sufría de asma, a lo que U nuevamente lo toma del cuello e inmoviliza con su brazo. (…) en todo momento los partícipes se ríen de la situación, y las violencias físicas y morales se desarrollan sin cesar por parte de los involucrados y comienzan a referirse a él como: ‘este negro’ «.

En otra parte relató que uno de los hombres comenzó «a introducirle sus dedos en nariz y orejas» y se escuchó una voz que manifiestaba «sacale los mocos y que se los coma él», un acto que el agresor identificado como P realizó. En la parte final del video se escucha nuevamente como le dicen «no te podes mover negro, si te movés te lastimás».

La fiscal solicitó la condena entre cuatro y seis meses de prisión por un delito de violencia privada en concurso formal, con un delito de actos de odio, desprecio o violencia.

«Se observa en los videos un claro desprecio en el trato a la víctima y una manifestación premanente de agresiones, no solo físicas sino también verbales y psicológicas», estableció el documento. Además agregó que en varias oportunidades se escuchaban expresiones tales como «este negro» y «así tratamos a los negros en Uruguay», manifestando de manera inequívoca, dijo, el odio y menosprecio hacia el colectivo afrodescendiente.

La defensa de los agresores pretendía acordar una suspensión condicional del proceso y, a cambio de borrar antecedentes penales, que sus clientes se disculparan y resarcieran a la víctima.

Pero la fiscal se opuso por considerar que estaba en juego un «interés y razón sociales de castigar este delito como se merecía». De todos modos se pactó un juicio abreviado. Nadie cumplirá prisión sino que se aplicó la pena de libertad vigilada para todos. Además, como consecuencia del proceso, los imputados fueron despedidos de la estación.

Morales, no obstante, aseguró que en su decisión tuvo en cuenta que varios aspectos: «Se ponderó que, se suponía, habían reflexionado, se tuvo en cuenta que todos eran primarios, que tenían familia, trabajo y domicilio fijo, y que no era necesario someterlos al escarnio público».

Observador

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