«Situación crítica» en AFE

Foto archivo

Según los funcionarios, el año pasado en la Estación Carnelli un estudio demostró que solamente un par de barreras estuvieron 180 veces fuera de servicio. La causa fue un sistema mal hecho que ocasiona que cuando llueve, las barreras caigan.

Sidicato denunció que la empresa está en una situación crítica y que la actual gestión «es la peor en la historia del ferrocarril». La Administración de los Ferrocarriles del Estado (AFE) está en una situación crítica. Así por lo menos lo aseguran sus trabajadores.

La carga transportada por la compañía viene en picada. El año 2015 había cerrado con 870 mil toneladas, que bajaron a 650 mil en 2017 y que fueron 460 mil el año pasado.

Con 500 funcionarios en plantilla, más de 250 cuentan con causal jubilatoria sin que exista un proceso de recambio que permita mantener la capacitación de su gente.

La situación llegó a tal extremo que un reciente llamado interno para cargos de guarda no se pudo efectivizar. Los trabajadores que pasaron las pruebas no podrán ocuparlos, porque la gerencia a la que pertenecen, Tráfico, no los puede liberar porque, a su vez, no tiene personal.

Esa sección genera hoy unas 4000 horas extras por mes para cubrir las vacantes. Una cifra que sería suficiente para contratar a 40 nuevos funcionarios, a lo que las autoridades del ente se niegan. «AFE funciona gracias a las horas extras», aseguró ante el Parlamento el dirigente de la Unión Ferroviaria, Carlos Aramendi.

Los trabajadores se mostraron profundamente decepcionados con las sucesivas administraciones del Frente Amplio. Luego que, desde 1985, blancos y colorados «destruyeran el modo ferroviario», y redujeran la plantilla en 8000 personas, el sindicato puso sus esperanzas en que la izquierda hiciera resurgir el sistema.

«Entendimos que se pretendía recuperar lo que se había destruido», afirmó Aramendi.

Pero, según manifestaron esta semana ante la Comisión de Transporte de la Cámara de Diputados, la realdiad estuvo muy lejos de la expectativa.

«Las gestiones llevadas adelante desde 2005 a la fecha han sido lamentables», aseguró Aramendi. En esa definición englobó a Antonio Gallichio, León Lev y Alejandro Orellano, que en estos años se han alternado en la presidencia del ente.

Según el sindicato, la «frutilla de la torta» es el actual titular, Wilfredo Rodríguez (Lista 711), que asumió su cargo en 2015. «Ha colmado el vaso y tiene la peor gestión en la historia del ferrocarril», aseguró.

Para la Unión Ferroviaria la cuesta abajo se acentuó a partir del 1 de julio de 2015. Ese día entró en funcionamiento Servicios Logísticos Ferroviarios (SELF), la empresa paraestatal en cuyas manos fue puesto el transporte de carga.

El 51% de su capital accionario es de AFE y el resto está en manos de la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND).

Al girar en el derecho privado no puede ser subsidiada por el Estado. Pero como la CND nunca la capitalizó, AFE fue subsidiándola de manera encubierta.

Por ejemplo, transfiriéndole a la paraestatal catorce máquinas y 400 vagones. «Desde entonces, advertimos que empezamos a retroceder en el modo ferroviario en lo que respecta al transporte de carga», puntualizó.

Por ley, SELF debería pagarle un canon anual a AFE por el uso de vías. Por ese concepto existe una deuda de US$ 1,5 millones, siendo este el único ingreso de la compañía ferroviaria, aparte del subsidio que recibe de Rentas Generales.

La relación entre ambas empresas fue descrita como «esquizofrénica» por parte de los trabajadores, con una estructura dual que, a su vez, genera costos por duplicado.

«Es bastante loco pensar que AFE es la dueña de SELF por lo que, a su vez, le compra servicios a AFE», dijo Aramendi.

Su colega Mariano Pouso relató otra situación.

Para realizar servicios de pasajeros especiales y excursiones, AFE le tiene que pedir prestadas a SELF las máquinas que ella misma cedió. Pero SELF, propiedad de AFE, no accede al pedido.

El presidente de ambas empresas es la misma persona, Wilfredo Rodríguez.

«Se pide las máquinas a sí mismo y no se las presta,» ironizó Pouso, preguntándose quién puede ordenar ese funcionamiento caótico».

 

En el capítulo de «gestión lamentable», la UF incluyó una serie de tercerizaciones que hay en AFE.

Por ejemplo, en la Oficina de Comunicaciones, cuyo cometido es atender los cambios y las barreras. Un servicio que en determinado momento se le adjudicó a la empresa argentina Autotrol, a la que se le pagaron US$ 12 millones.

Según los funcionarios, el año pasado en la Estación Carnelli un estudio demostró que solamente un par de barreras estuvieron 180 veces fuera de servicio. La causa fue un sistema mal hecho que ocasiona que cuando llueve, las barreras caigan.

Eso ocurrió en los nueve años que Autotrol estuvo a cargo del servicio, pese a que la propia Oficina de Comunicaciones de AFE tiene capacidad para gestionar el sistema.

Autotrol se fue pero fue sustuida por otra empresa, que cobra $ 91 mil por mes. Según Pouso, las barreras siguen sin funcionar. «Autotrol se llevó todos los planos y no capacitó a nadie. La nueva empresa no sabe cómo reparar las barreras, pero sigue cobrando», dijo.

Otro caso relatado es de la Casilla Central, que maneja los cambios en la Nueva Terminal de Pasajeros. Según relató la UF, su mantenimiento fue otorgado a la empresa Teyma durante diez años.

Por «gastos ajenos al contrato», AFE terminó desembolsando US$ 600 mil de más. Este año, cuanto Teyma dejó la licitación, «entregó el sistema colapsado», según Puso. «No funciona más».

A esa razón, explicó, obeceden las cuatro mil horas extras por mes en la sección Tráfico. «Ahora, un peón tiene que hacer el cambio a mano», señaló. Eso sucede, por ejemplo, en la barrera de Francisco Tajes, en la intersección con Colombia. «Allí hay compañeros que trabajan en una toldería, porque AFE no quiere gastar en una casilla y un baño químico», aseguró.

Según denunciaron los funcionarios, en 2017 se hizo un inventario de todos los bienes que AFE posee en el país, que arrojó un resultado superavitario. La razón, según afirmaron, fue respaldar un préstamo para SELF por US$ 25 millones por parte de la Corporación Andina de Fomento (CAF).

Aramendi llamó la atención sobre la forma en que se generó ese préstamo, desde el momento en que la paraestatal, por su condición legal, no está bajo control del Tribunal de Cuentas, del Parlamento, ni de ningún otro estamento del Estado.

Según la UF, con ese dinero se están haciendo reparaciones en cuatro máquinas. Pero, para esa tarea, no se llamó a ninguna empresa. «Se contrató a una persona amiga del gerente y se le está pagando US$ 80 mil por pintar y arenar cada máquina», aseguró.

Otros US$ 4 millones fueron destinados a repotenciar los motores de dichas máquinas a través de la General Electric de Brasil, que trajo a su propio personal para realizar una tarea que, según la UF, podrían haber hecho los trabajadores de AFE.

Además, General Electric contrató para esa tarea a cubanos y a venezolanos, que no estaban en caja y ni siquiera contaban con elementos mínimos de seguridad.

 

La preocupación de los trabajadores aumentó al mencionar la posible llegada de UPM y su proyecto ferroviario Paso de los Toros -Montevideo.

«AFE verá pasar toda esa obra por encima, no participará absolutamente en nada», remarcó Aramendi.

Es que las vías fueron transferidas por ley a control directo del Ministerio de Transporte y Obras Públicas que, para su reparación, hizo un llamado a nivel internacional. Por lo tanto, será una obra privada y extranjera.

«Ni un solo centavo pasará por la empresa pública AFE», insistió Aramendi.

Los trabajadores advirtieron a su vez de los perjuicios que generán las obras vinculadas al ferrocarril en el área portuaria relacionadas con el emprendimiento de UPM.

Según Pouso, el ministro Victor Rossi les aseguró que toda la operativa de la terminal capitalina será afectada por un período mínimo de seis meses.

«Algunos ingenieros que consultamos dijeron que, por la magnitud de la obra y el clima, podría extenderse incluso a un año», sostuvo.

Es que para ingresar al puerto se deberá pasar, sí o sí, por el lugar que se pretende reformar. También se verá afectado el servicio de pasajeros, porque la nueva terminal está dentro del tramo a construir.

 

Es tradicional que, cada 19 de junio, AFE entregue relojes conmemorativos a los trabajadores que cumplan 35 años de servicio.

Pero, según la Unión Ferroviaria, desde 2014 que esa costumbre se suspendió.

«No hay plata para los relojes», aseguró Pouso. «Hablamos de algo que es atesorado por los trabajadores y que queda en sus familias. Pero algunos compañeros han muerto sin recibirlo», observó.

Ecos

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